Page 35 - Padres de la Patria
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cubriéndose al mismo tiempo de la gloria militar y civil, apareciendo igualmente
grande en el gabinete y la campaña. ¿Quién duda que la fuerza y la constancia
tranquila, que demanda el gobierno de los hombres, debe contarse entre las
heroicas virtudes y que en ocasiones las campañas del gabinete son más
acreedoras a la gloria que las de los grandes generales, por exigir más estudio y
fatiga, multiplicándose el hombre para atender a las primeras y últimas
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necesidades del Estado ? Si los que antes conocieron la provincia de Mendoza
y examinaron su falta de recursos y arbitrios para establecer una policía vigente
y decorosa, y lo que es más, para levantar ejércitos en donde no había siquiera
ideas de milicia, contemplan su presente cultura y que de su centro salieron los
valientes libertadores de Chile, se preguntarán atónitos ¿cómo ha podido
obrarse tal prodigio? Pero ¿de qué no es capaz el hombre con disciplina, y qué
no emprenderá el que conoce el corazón humano, los tiempos y circunstancias,
y saca el debido fruto de sus reflexiones pacíficas, teniendo vigor para ejecutar
lo que piensa? Si el Arauco defendió su libertad por muchos años contra la
España con indígenas sin más cota ni arnés que la piel de sus pechos y el amor
de su independencia, al recuperar esta libertad tan ansiada hombres
recientemente formados, y animados por el fuego abrasador que les comunicó el
Prometeo que los dirige, quebraron el cetro que gravaba sobre esos pueblos de
un modo tan luctuoso: haciendo ver al mundo antiguo el reciente, que si le había
dado el último testimonio de su paciencia, tocando en el heroísmo de la
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servidumbre , era llegado el feliz tiempo de que, recuperando sus perdidos
derechos, acreditase el heroísmo de la libertad y se manifestasen las virtudes
que la escoltaron, cuando se dejó ver en las repúblicas, que subsistieron en todo
su esplendor mientras supieron conservarla.
Chile, el mejorado jardín de las Hespérides, el Edén delicioso del globo ofrece el
cuadro más acabado del dolor. ¡Qué sangre, qué lágrimas han manchado su
natural y majestuosa hermosura! Treinta tiranos la han oprimido en las varias
épocas de sus gloriosos choques y entre ellos sus mismos hijos, que la han
protegido despedazando sus entrañas. No nombremos a estos desnaturalizados
patricios, que ni con su sangre han lavado las manchas de sus crímenes;
compadezcamos a los hombres, que en su fondo son más débiles que malos; y
más al pueblo que gime bajo un gobierno, que sólo medita cómo hacer infelices
y delincuentes, que tiene contados aún los suspiros de los habitantes y que en
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cada uno de ellos considera una víctima propia para la expiación de la alta culpa
de haberse proclamado independientes. Todo respira una ruina de familias,
proscripciones de ciudadanos, lágrimas de madres, hijas y esposas, y no se
halla el pueblo en tumulto ni en quietud sino en el fúnebre silencio de la ira y el
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terror ), frutos miserables de la tiranía, cuando en tal angustia el nuevo Aníbal
atraviesa los Andes, como el antiguo los Alpes. Por veredas no holladas por la
humana planta o apenas accesibles a un esfuerzo sobrehumano, sosteniendo
23 Sunt domesticae fortitudines non inferiores militaribus,in quibus plus etiam, qquamm inn iis
operoe, studiique ponendum (cit de offic. Lib. I.).
24 Dédimus profecto grande patientioe documentum, et sicut vetus etas vidit quid últimun in
libertate esset, ita nos quid in servitute (Tacit., in vit. Agric.).
25 Ccum suspiria nostra subscriberentur. (Taccit. In vit. Agric.).
26 Neque populi aut plebis aut plebis ulla vox sed attoniitti vultus, et conversae ad omnia aures.
Non tumultuss, non quies, quale magni metus,, et mmagnaae iirae ssilentium est. (Tacit. Histo.
Lib. I).
27 ¡Qué lugares para transitarse por un ejército!
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