Page 71 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de Juan Pablo Viscardo y Guzmán
artículos al cacique de Tungasuca, pero no alcanzó a redactar su biografía, y
de Viscardo no hay rastros en su monumental Diccionario. Paz Soldán dedica
a ambos personajes apenas una línea en el capítulo inicial, en que resumen los
largos lustros de la revolución norteamericana a los días inmediatamente an-
teriores al desembarco en nuestras costas de la Expedición Libertadora de San
Martín; son páginas breves, ingenuas, sin mayor penetración de esa época,
adornadas sí con citas ilustres de Tácito y Salustio, Thiers, Lamartine, Gibbon,
Michelet.
¿Cómo explicar el olvido? El levantamiento del cacique cuzqueño ha-
bía convulsionado toda la América meridional; el proceso al rebelde y a sus
colaboradores y parientes, su cruenta y sistemática represión, habían dejado
hondas huellas e inundado con testimonios documentales las oficinas metro-
politanas, que hoy, sólo en el Archivo de Indias de Sevilla, llenan decenas de
voluminosos legajos. La rebelión de Condorcanqui, el cacique mestizo al que
seguían los indios y mestizos, los negros y también criollos, repercute profun-
damente en el Alto Perú con los Catari, en Quito, Nueva Granada, Venezuela,
Paraguay y el norte del flamante Virreinato del Río de la Plata. Todavía en
1787 el virrey Juan José Vértiz expresaba su preocupación por la onda sub-
versiva que desde el Cuzco llegaba al territorio andino de su jurisdicción, de
Jujuy a Mendoza, denunciaba la adhesión no declarada, pero inocultable que
importantes sectores profesaban «a las turbulencias que hoy agitan al Perú», y
no ocultaba el temor, son sus palabras, por «la general alteración y desconten-
to» provocados por quienes «quieren imitar a las gentes del Perú». El recuerdo
del gran rebelde no se perdió ni para los extranjeros que llegaron a las cam-
pañas finales de la Independencia: Guillermo Miller publicaba en Londres en
1829 sus serenas Memorias y las primeras piezas del apéndice documental de
ese valioso testimonio eran precisamente la sentencia de Areche contra Tupac
Amaru y la carta que el cacique dirige al Visitador, desde Tinta, el 5 de marzo
de 1781.
Viscardo había escrito en septiembre de 1781 las importantes cartas
al cónsul inglés en Liorna, John Udny, que le abrirían las puertas del gabinete
inglés y que prueban el entronque de su acción revolucionaria con el movi-
miento del cacique Condorcanqui, al que pudo conocer en el Cuzco, y había
llegado a Londres al tiempo que Miranda y los representantes de los comu-
neros de Nueva Granada. Su Carta a los españoles americanos no sólo cons-
tituyó la síntesis políticamente más eficaz de los agravios que los americanos
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