Page 122 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la primera edición
Filosofía de la Ilustración y eclecticismo dieciochesco
Por lo pronto como ya lo hemos señalado, gravitación de autores no
españoles de la leyenda negra, junto a Las Casas, Herrera, el Inca Garcilaso
y Ulloa. Está generalmente aceptada la influencia de Raynal, al que nos he-
mos referido, y de la History of America del pastor presbiteriano Robertson,
publicada en 1777. Siguiendo a Herrera (que repetía a Cieza de León) y a
Gomara, Robertson desarrolla un argumento para explicar la resistencia de
los conquistadores del Perú a las Leyes Nuevas, muy similar al que Viscardo
usará en su Carta. Pero así como presentimos la lectura e influencia de Raynal
y Robertson, en cambio la presencia de Montesquieu es inequívoca. Viscardo
cita El Espíritu de las leyes, no para glosar las teorías sobre la división de los
poderes, tema al que parece ajeno, sino para relievar la importancia de las
misiones jesuíticas del Paraguay y defender una vez más a la Compañía y para
destacar el juicio de «aquel genio sublime», sobre las Indias y España como
dos potencias bajo un mismo dueño en que la parte principal —las Indias— es
tiranizada por la parte accesoria, España.
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En el clima de la ilustración católica que caracteriza a la Toscana de
fines del XVIII en que Viscardo vivió toda su breve edad madura, resalta ese
propósito de armonizar las exacerbadas exigencias del filosofismo con la tra-
dición y la vida de la Iglesia. En ese ambiente de su nunca desmentida ortodo-
xia católica debió asimilar Viscardo a autores italianos como el antijansenista
Ludovico Muratori, y con mayores precauciones, a Gaetano Filangieri, autor
influido por Montesquieu y cuya gran obra inconclusa La ciencia de la legisla-
ción se publicaba en Nápoles en los años que seguramente coinciden con los
de mayor inquietud intelectual en Viscardo. En esa obra de tanta difusión e
influencia europea, Filangieri había escrito palabras aleccionadores sobre el
tema del alegato de Viscardo, pues bajo el impacto de la reciente revolución
norteamericana había dicho: «Por qué consideran siempre (las potencias eu-
ropeas) la revolución de América como un castigo de la altanería inglesa; por
qué no prefieren ver en ella una lección terrible para todas las potencias que se
reparten el botín de este enorme país? ¿Aguardarán hasta que una causa común
haga común a todos... esta desgraciada catástrofe?... El momento de este aconte-
cimiento es incierto, pero inevitable si no se mejora este falso sistema».
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146. p. 20, párrafo 1°; p. 25, párrafos 3°, 4° y 5°.
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