Page 114 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
                                                                    Prólogo a la primera edición
            revierta al común del pueblo la soberanía constitucionalmente entregada a sus
            órganos legítimos». 124
                    Giménez Fernández destaca la gravitación de las doctrinas escolás-
            ticas sobre la soberanía civil en el derecho español y en las leyes de Indias.
            Estudia las desviaciones de estas doctrinas en el siglo XVIII y la persistencia,
            a pesar del regalismo borbónico, de la concepción suareciana o «populista»
            de la soberanía política en América en los últimos decenios del XVIII y en los
            lustros de la lucha emancipadora. Cree en la importancia de la intervención
            de los jesuitas en las conspiraciones contra la monarquía española en Europa y
            América. Y considera a Viscardo un exponente del suarecismo a tal punto que
            en su sugestivo ensayo incorpora como único testimonio documental proba-
            torio de su tesis la Carta viscardiana. La importancia de esta obra es tal, dice
            Giménez Fernández, que «la insertamos como único apéndice de este trabajo,
            pues a nuestro entender, proporciona la base de coincidencia doctrinal a los
            núcleos intelectuales criollos apegados a la tradicional enseñanza escolástica
            de matiz populista, con aquellos otros elementos agitadores revolucionarios
            enamorados de los principios de 1789, menos extensos, pero mucho mas ac-
            tivos, cuya conjunción transformó los frecuentes motines al grito de “Viva el
            Rey y muera el mal gobierno”, en un movimiento revolucionario encaminado
            a lograr la independencia, bien bajo la soberanía nominal de la Corona, ya
            prescindiendo también de ésta. Porque, como podrá ver el lector, Viscardo
            agrupa en su Carta argumentos tan dispares contra la soberanía española, que
            mientras unos, sacados de Las Casas y el Inca Garcilaso, no pueden ser mas
            eficaces para los apegados al criterio tradicional, otros, citando a Montesquieu
            o razonando como Voltaire o Rousseau, pero usando términos ambiguos, sa-
            tisfacen a los innovadores sin asustar a los timoratos; y sin que falten certeras
            alusiones ni feroces sarcasmos contra el despotismo borbónico incumplidor
            de pactos como el de Zipaquirá y en especial la relación de la cruel expulsión
            y destierro de los jesuitas, adobada innecesariamente con la sensiblería de la
            época, para aprovechar mas la fuerza política de sus amigos a favor de las doc-
            trinas insurgentes». 125
                    La extensa cita coloca el tema, a nuestro juicio, en su justo lugar.
            Aun cuando Viscardo como hombre del XVIII y en cierto grado autodi-
            dacta, cuya conciencia revolucionaria madura en el clima intelectual de la
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            124.  Ibid., p. 521.
            125. Ibid., p. 552.


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