Page 113 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de Juan Pablo Viscardo y Guzmán
de Raynal. Repite en esto el juicio de un corresponsal de Miranda, un francés
residente en Londres que firma B y que tal vez refiriéndose a la Lettre del are-
quipeño, le escribe el 19 de diciembre de 1798 y le dice: «Hágame V. el favor
de procurarme la seguita de esta obra, al mío parecer bien escrito, pero cuyo
las materias no son sino “un réchauffé abréviativ” de todo lo que ha escrito el
abate Raynal». Siguiendo este testimonio y el juicio de Madariaga, Batllori
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sostiene que «todo el escrito está influenciado —inmediata o mediatamente—
por las ideas de G-Th Raynal». Aparte de que Raynal estaba también en el
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ambiente de la ilustración italiana, es interesante señalar que si en efecto el
corresponsal de Miranda se refiere en 1798 al escrito viscardiano, eso quiere
decir que el texto de Lettre tuvo una cierta circulación en copias manuscritas
antes de su primera impresión.
Las fuentes escolásticas: el populismo suareciano
Pero más interesante acaso que la indiscutible vinculación de Viscardo
a la literatura de la leyenda negra es esa otra influencia de las doctrinas esco-
lásticas y suarecianas sobre el poder civil, la constitución política tradicional
española y su influencia en el pacto de la corona con los conquistadores y las
virtualidades que este conjunto de ideas tiene, mezcladas con las ilustradas y en-
ciclopedistas, en la prédica de la revolución independentista hispanoamericana.
Quien por vez primera trató de un modo orgánico el tema de las «doc-
trinas populistas» en la independencia hispanoamericana y su gravitación en
la Carta de Viscardo fue Manuel Giménez Fernández. Defendiendo acaso
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muy enfáticamente su hipótesis, antes de una investigación más detenida que
allegara testimonios suficientes, Giménez Fernández afirma en ese ensayo que
«la base doctrinal general y común de la insurgencia americana, salvo adita-
mentos de influencia localizada, la suministró, no el concepto rousseauniano
del Pacto social perennemente constituyente, sino la doctrina suereziana de
la soberanía popular, tendencia —perfectamente ortodoxa dentro de su in-
flexión voluntarista— de la teoría aquiniana del Poder Civil, que exige (al
contrario de la heterodoxia pactista) una coyuntura existencial, para que
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121. V. infra, doc. nº 86.
122. El abate Viscardo..., p. 147.
123. Cfr. nota 105.
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