Page 110 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
                                                                    Prólogo a la primera edición
            bien a la corona española por su ingratitud e injusticia al no cumplir los pac-
            tos estipulados con los conquistadores. Esa era la actitud natural, considera
            Menéndez Pidal, de los americanos rebeldes, esa la línea de pensamiento que
            venía del Inca Garcilaso, el testimonio «verídico» que Viscardo sí cita expresa-
            mente. En verdad el planteamiento de Las Casas era diametralmente opuesto:
            buscaba la audiencia y el apoyo de la corona y de las autoridades españolas
            para liberar a los indios de la opresión de los conquistadores. Fue una «in-
            feliz ocurrencia» de Miranda, dice Menéndez Pidal, citar al «virtuoso» Las
            Casas, a quien parecería no conocer directamente sino a través de una edición
            en francés. La Destrucción de las Indias estaba completamente olvidada en la
            América española lo mismo que en España, dice Menéndez Pidal; es el folleto
            de Viscardo con la nota de Miranda, difundido profusamente por América,
            el que «inicia» la nueva divulgación del líbelo de Las Casas, importándolo del
            extranjero.  Y concluye Menéndez Pidal: «Esa breve nota final, puesta por
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            Miranda al aludir a un Las Casas traducido al francés, liga materialmente el
            lascasismo de la Independencia de América con el lascasismo de la independen-
            cia de los Países Bajos y de la guerra de los Treinta años». 109
                    Podemos aceptar que la cita de Las Casas sea un añadido de Miranda,
            pero el lascasismo de la independencia de los Países Bajos presentado como
            un ejemplo y un estímulo para la independencia de la América española sí
            está presente en el texto mismo de Viscardo pues alude con entusiasmo el
            «noble espíritu de libertad» de Holanda.  Y casi al término de su alegato, re-
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            pite el argumento: «Las diversas regiones de la Europa, á las quales la Corona
            de España ha estado obligada á renunciar, tales como el Reyno de Portugal,
            colocado en el recinto mismo de la España, y la celebre República de las Pro-
            vincias Unidas, que sacudieron su yugo de hierro, nos enseñan que un conti-
            nente infinitamente mas grande que la España, mas rico, mas poderoso, mas
            poblado, no debe depender de aquel reyno...».
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                    Hay pues en Viscardo un cierto lascasismo, subrayado por Miranda si
            a él debiera atribuirse la nota final, que se difunde profusamente en los días
            de la Emancipación y llega hasta las admirables cartas de Bolívar,  poniendo
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            108.  Ibid., p. 367
            109. Ibidem. La edición afrancesa de Las Casas que se cita en la Carta (París, 1697) es, según la ficha de
            la Biblioteca del Congreso de Washington, traducción hecha por J. M. B. de Bellegarde y reúne varios
            opúsculos lascardinos, en una versión condensada y modificada de ellos.
            110. p. 23, 2º párrafo.
            111. p. 37, 2º párrafo.


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