Page 106 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la primera edición
derechos de los conquistadores fueron conculcados, podría inducir al error de
entenderlo como una relación de agravios que se detiene en los orígenes de la
sociedad hispanoamericano o en sus primeros estadios en una actitud mera-
mente retrospectiva. Por el contrario, en la Carta se mezclan el pasado más o
menos lejano con la más palpitante actualidad. Eso es precisamente lo que le
da el tono de virulencia y subversión.
Viscardo se remonta, es cierto, a los antecedentes medievales, concre-
tamente aragoneses, del sentido democrático de la monarquía española o a
los errores del Virrey Toledo en el Perú en el siglo XVI, según el testimonio
del Inca Garcilaso. Pero la mayor parte de sus argumentos se refiere a la reali-
dad del siglo XVIII. Para señalar los injustos términos del comercio utiliza el
testimonio de don Antonio de Ulloa, cuyo Viaje a la América Meridional se
publica en 1748. La expulsión de los jesuitas del imperio español, de 1767, por
obvias razones es un tema recurrente en el documento. Una y otra vez apela
Viscardo al recuerdo de los cinco mil ciudadanos españoles despojados de
todos sus derechos, a pesar de la merecida estimación pública de que gozaban
por sus útiles e importantes servicios. La expulsión y la ruina de los jesuitas no
tuvieron, dice Viscardo, otros motivos que la fama de sus riquezas. Cuando el
gobierno acabó con ellas acudió al expediente de una política fiscalista que en
1780 «tanta sangre» costó en el Perú. Destaca el «noble ejemplo de intrepidez»
de los comuneros de Nueva Granada en 1781. Y luego el decreto del 8 de julio
de 1787 —lo cual permite conjeturar por lo menos ese año como el más anti-
guo en la redacción inicial de la Carta— que dispone de las rentas de Indias
para atender a las necesidades crecientes y apremiantes de la marina real.
Las referencias a la más palpitante actualidad política son, pues, cons-
tantes. Viscardo exalta el patriotismo y el espíritu de independencia de los
americanos del norte frente a Gran Bretaña, de los portugueses y holandeses
frente a España, en momentos en que una gran eclosión nacionalista antidi-
nástica estaba, trastocando completamente el mapa de Europa y cuyas reso-
nancias y repercusiones él anhelaba que llegaran a la América española. Por
eso alerta a los criollos frente a la nueva política de la corona en los años
iniciales del reinado de Carlos IV. Los levantamientos de 1780 y 1781 habían
producido en el gobierno de Madrid, bajo la inspiración del ministro Gálvez,
una fuerte reacción antiamericana. Esa política alcanzó no sólo a los sectores
indios y mestizos, sino también a los criollos, que por varios años se vieron
cerradamente marginados en los puestos públicos significativos. Dos lustros
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