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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de Toribio Rodríguez de Mendoza
Yo quisiera Señor Exelentísimo, que al abrirse este Convictorio, sus
alumnos no viesen ni tuviesen otra idea de las prácticas y métodos de vida,
que las que arrojan de sí sus antiguas constituciones, con los sabios capítulos
y notas que propone el Señor Visitador.
Quisiera que no oyesen hablar de otros libros que los de la sana doc-
trina que les serán, los que se adoptarán en la Universidad, y que los nuevos
maestros usasen del Lenguaje con que un docto y celoso Prelado procuraba
persuadir a sus señalados el modo de precaverse contra el veneno de los libros
perniciosos.
Quando se os acerque (les decía) algunos de aquellos espíritus inde-
centes y según las expresiones del profeta Isaías os dirá: Leed este libro, lege
instruin, responded con prontitud no nos es posible ese libro está sellado para
nosotros. Non prosiems signatus et ením, si osi instase a que lo examines y
purguéis por vosotros mismos de su doctrina, replicad con valor es como nos
toca. Se pretende persuadir que bien lo podéis hacer arrojado inmediatamente
de nuestra presencia.
Si se empeñase en exaltar las opiniones de los que piensan como el, no
perdáis de vista que esta gente se amenizan mutuamente los unos a los otros,
beatificant el teatificaxtux.
Por último, acordaos siempre que la maxima favorita de los sectarios
es la de atribuir un nombre de verdad a los errores mas groseros; un aire de
austeridad y reforma a las mas vergonzosas relaciones, un color de obediencia
y de respeto a la rebelión mas decidida, una apariencia de celo a los escritos
mas atrevidos y exaltados y que a las sombras de estas apariencias, no aspiran
a otra cosa que a seduciros Beatificam Populum istum seducentes=
También quisiera yo que sin perjuicio de los estudios académicos de la
Universidad aficionase a los colegiales, o por vía de conferencias, o por qual-
quiera otro ejercicio a la doctrina del nunca bien ponderado discurso sobre
la Historia Universal del Señor Bosuet, a la de su política deducida de las sa-
gradas escrituras, a la del gobernador Cristiano del padre Fray Juan Márquez,
obra maestra en sus lineas como la llama Don Nicolás Antonio, quien en-
cuentra en su autor la prudencia y la política digna de un Cristiano unida al
conocimiento mas profundo de toda la antigüedad, y últimamente a la del
Catecismo Real del Señor San Alberto, que aunque no he visto el nombre sólo
de su autor, su conocido celo y su notoria Literatura lo hacen sobre manera
recomendable.
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