Page 324 - Vida y Obra de Toribio Rodriguez de Mendoza - Vol-1
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Volumen 1
Visita del Real Convictorio de San Carlos en 1815
De estos maestros aprenderían los alumnos a dirigirse a las puras
fuentes de donde fluyen y se derivan el verdadero origen de las sociedades, el
genuino de toda soberanía; el respeto y obediencia que se debe a las potestades
sublimes, y a las que gobiernan en su nombre, la esencia, y límites de la ver-
dadera Libertad y una multitud de máximas que han adoctrinado los preten-
didos Filósofos publicistas de estos tiempos; acostumbrándose así al ejercicio
de las sagradas escrituras, cuyo conocimiento bajo la antorcha de la Iglesia
los haría buenos Católicos, buenos Ciudadanos, vasallos fieles a la Religión,
y estado hallaron ellos a su tiempo y sin el menor recelo, pastores seguros y
celosos y magistrados justificados e imparciales.
En una palabra, quisiera yo que en ese colegio se afinase en los jóvenes,
no aquella doctrina que (Según explica un experimentado escritor) consiste
en varias noticias literarias que mal digeridas, suelen por lo común viciar la
mente, o por lo menos no vale mucho para reglar el corazón, sino aquel justo y
sobrio saber a aquel conocimiento perfecto y a aquel discernimiento claro que
nos hace capaces de distinguir lo verdadero de lo falso, en el entendimiento
del hombre; lo bueno y lo malo en sus obras, lo sólido de lo ridículo en sus
pensamientos.
En cuanto al govierno Canónigo del Convictorio se halla lo bastante
establecido en sus constituciones, y me parece que si ellas se observan justa-
mente con quanto previenen en sus capítulos y notas de reformas del señor
Visitador, no queda que desear en esta parte esencialísima, máxime si se rea-
lizan las esperanzas de que se reintegren sus fondos.
En el Ínterin acaso se podrá adoptar en este establecimiento una prác-
tica que he visto en otros de igual clase de la península y que consistía la eco-
nomía y ahorro con el estímulo de los colegiales.
Hay en España colegios que tienen becas dotadas, ya en número inde-
finido, ya en determinado número como sucede en nuestro Convictorio.
Desde luego todos los pretendientes entran de oportunistas, cursan el
primero y aun el segundo año de Filosofía, se les observa en el Ínterin su con-
ducta, capacidad y aplicación, se les examina y a los que desmerecido en aque-
llas, y se abentajan en su aprovechamiento se les adjudican medias becas, y no
pagan en adelante mas que la mitad de la pensión ordinaria; bien entendido
que en el comienzo de todas aquellas cualidades merecen principal atención
la pobreza, y se debe preferir a los que se hallen en estos casos, como previene
el Santo Concilio de Trento. Pauperum Autem Filios principice eligi vult.
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