Page 73 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Huánuco de 1812
los había remitido de Ulumayo, donde ejercía el cargo de cura coadjutor. Las
conflictivas Décimas debían haber circulado en varias copias porque Rivera
confiesa que guardaba en su casa 25 ó 30, de puño y letra de Aspiazu; y, a pesar
de las exculpaciones de los dos reos, aparecieron en lugares estratégicos de la
ciudad la noche del día de Pascua de Resurrección del año 1811.
De las averiguaciones judiciales, ceñidas a inquirir si esos emigrados
estaban en correspondencia con los rebeldes «que tenían alterado el Reino por
Cochabamba, Quito y últimamente con los sublevados de Huánuco y Panata-
huas», se concluye, en concordancia con los otros procesos señalados, que el
P. Aspiazu estaba muy enterado de los acaecimientos de Quito, Buenos Aires y
Chile, así corno también de todo lo referente a la Junta de Regencia. Confiesa
Rivera que le había contado que venía Castelli a defender a los criollos por-
que los españoles monopolizaban cargos y empleos. Declara, asimismo, que
el mercedario le relató los acontecimientos de Quito, Chile y Buenos Aires,
lamentándose de la muerte de algunos cabecillas de esas insurgencias porque
ya «venía el indulto de la Junta de Regencia».
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Las propias Décimas reflejan la índole de sus autores y sus eventuales
finalidades. No podían en verdad ser más subversivos esos versos en los cuales
se hablaba de la muerte de Fernando VII, recogiendo la versión que circulaba
entre los rebeldes huanuqueños, se negaba la soberanía de la Junta de Regen-
cia, se insistía en la derrota de los españoles europeos, que ya no podían ufa-
narse de su valor, y se hacía referencia expresa a la necesidad de que América
se separara del dominio español. En esa composición se exaltaban los hechos
revolucionarios de Buenos Aires, Tucumán, Chile y el Alto Perú, se anunciaba
que Santa Fe y Caracas se habían ya sublevado, que Cuenca y Guayaquil apo-
yarían a la insurgente Quito y, finalmente, se prevenían futuras conmociones
en el Cuzco y Arequipa.
En estos autos se menciona también como sospechoso al curioso lego,
Fr. Cayetano González partícipe de la insurrección de La Paz, que aparece en
otras piezas de los procesos sin identidad conocida o con el nombre de Fr.
Cayetano Morales.
Cárdenas, hombre de carácter y de arterías, alega desde la iniciación del
proceso que las falsas imputaciones y sospechas de que era víctima se debían
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32. El decreto de indulto se concedió con motivo de la instalación de las Cortes Generales y Extraordinarias, el 30 de noviembre de
1810, se aprobó por Real Orden de la Regencia del 2 de diciembre y el Virrey Abascal lo transcribió el 21 de junio de 1811. Cf. R.
Vargas Ugarte, ob. cit. p. 156, N° 3573; Id. Medina, ob. cit. p. 7, N° 2599. [Nota de la autora].
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