Page 59 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Huánuco de 1812
Fr. Marcos Durán Martel, el escurridizo agustino huanuqueño, es sin
duda alguna una de las figuras centrales y principal instigador de la insurrec-
ción y, posiblemente, quien decidió el destino de caudillo asumido por Crespo
y Castillo. Al iniciarse los autos ya aparecen cartas incitadoras, redactadas por
él y dirigidas a los Alcaldes de Panao, Pillao, Pachas, Acomayo, etc. firmadas
«Tu General», con órdenes de sacar copias y repartirlas a los demás pueblos.
Convocaba a los indios a entrar en la ciudad, armados con hondas,
macanas, piedras, cuchillos, escopetas y sables, para acabar con los chapeto-
nes, les advertía que en el convento de S. Francisco los curas españoles guarda-
ban pólvora y armas, los incitaba con los falaces argumentos de que se les iba
a privar de sus tierras, exhortándolos en su lengua a terminar la empresa con
el prometido auxilio de 5000 indios de Huamalíes. A la entrada de la indiada
a la ciudad, Durán Martel continuó su campaña de incitaciones y arengas en
quechua; y consta en los actuados que increpaba a las masas diciéndoles: «Ya
ves que buen proyectista soy, y ustedes tenían miedo, ahora no habrán más
chapetones». Estaba, asimismo, como hemos visto, en conexión con los jefes
rebeldes huanuqueños y los testimonios lo sindican como autor de la revolu-
ción, participante en las reuniones de la Junta Provisional y redactor de pas-
quines que hizo circular hasta en el Cerro.
Según los testimonios, Fr. Marcos andaba siempre por las calles de
Huánuco o se detenía en las esquinas leyendo y formando corrillos para sedu-
cir a los huanuqueños. Utilizaba frases de gran efecto persuasivo como aque-
llas de que «los mozos de Huánuco no tenían calzones y que si él no tuviera
hábitos en el día castigaba a los chapetones él solo», porque venían a «hacerse
acaudalados a costa del sudor de los criollos»; y los instruía acerca de los acae-
cimientos de Santa Fe y Cochabamba donde ya «habían pasado a cuchillo a los
chapetones». Su figura humana se perfila como la de un hombre adusto, que
no comía en el convento porque se llevaba mal con el prior, poco amigo de los
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25. Las noticias sobre los insurgentes de Buenos Aires circularon por toda América y por lo que toca al Perú, se difundieron amplia-
mente en las Provincias del Sur. Agentes de su propagación en Huánuco fueron los religiosos venidos del Cuzco, Tucumán, etc., cuyas
filiaciones aparecen en los autos de los procesos. Como forma de contrarrestar esa propaganda subversiva se imprimen en Lima, desde
fines del año 1810, una serie de proclamas, advertencias y reflexiones contra la Junta Gubernativa bonaerense, las cuales, en última
instancia, comportaban otro medio informativo sobre los sucesos revolucionarios. Cf., entre otras muchas, la proclama a los Leales
Habitantes del Perú, Vargas Ugarte, Impresos Peruanos (1810-1817) (Biblioteca Peruana. T. XI), Lima, 1957, p. 152, N° 3506; Id. Ca-
tecismo para la firmeza de los verdaderos Patriotas y fieles vasallos del Señor Don Fernando Séptimo, contra las seductivas máximas
y errores que contiene el Pseudo Catecismo, Impreso en Buenos Aires. En la Real Imprenta de los Huérfanos (1811); Reflexiones
filantrópicas sobre el espíritu, nulidad o resultas de las Juntas de América, Lima, 1 de Diciembre de 1811. Impreso en la Real Casa de
Niños Expósitos. (Bib. de la U. de San Marcos). [Nota de la autora].
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