Page 510 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
P. 510
Volumen 1
Sobre los cómplices de los insurgentes en la montaña de Chinchao
en fin por que ofrecia destruir un fantasma que no existia, es decir perseguir
Europeos que yo savia no havia en la Montaña. Mi unico intento fue engañar
al barbaro Castillo para que descansando sobre mi, no mandase a la montaña
un feroz comisionado de los que la acompañavan, yo lo logré. Si en el modo
he faltado a la prudencia, considere Vuestra Señoría mi cituacion, y que Dios
no le da siempre al hombre.
Vamos al segundo crimen que se me supone en haver citado a los Peo-
nes y Hazendados de la montaña para salir al Pueblo de Acomayo. Es preciso
sepa Vuestra Señoría que antes de recivir la orden del Alcalde Condeso, ya
saviamos que los Yndios havian escrito a dicho Alcalde y los Yndios de Pillao,
Panao, y Acomayo venian a la montaña en busca de Europeos, y mandavan
que todos los esperasemos con aucilios. El unico modo que consultamos para
liberarnos de su furor fué congregarnos en la Hazienda de Malqui, en donde
Don Felis Ramires mandó desollar una Baca para agasajar a los Yndios, y li-
vertar de este modo su vida y la nuestra. Más no haviendose verificado la ve-
nida de los Yndios, empesamos a respirar, y los Peones salieron de alli mismo
sin mandato alguno, unos para Huanuco, y otros para donde quisieron. En
este estado recivi al siguiente dia la carta orden de Condeso que aparece en
autos. En ella me dice salgan todos los Peones al Pueblo de Acomayo, que los
notifique para ello, con la comunicacion de que en nó lo haciendo pagariamos
todos las echas, y por hacer. Aqui fué el mayor de los conflictos negarnos a
obedecer a Condeso, era exponerme y exponer a todos, obedecerlo era un
crimen ¿Que hacer en este caso?. Mi alma batallaba, y no me determine al fin
a notificar a los Peones la Orden del Alcalde; más este la repite por el papel
suelto que presentó en que ya me llama su Ynterino sin aceptacion mia y solo
valido de la fuerza. Sucumbió mi pequeño esfuerzo, y tratando de conservar-
me, y no de protejer la causa de la insurreccion, ley a varios la orden expre-
sandoles claramente que esta no lo era de algun Superior lexitimo, y si solo
de los Yndios, que nos violentavan y amenasavan nuestras vidas; que fuesen
solo al Pueblo de Acomayo a presentarse a los Yndios, y luego se bolviesen a
sus casas. Pero Ygnacio Carguacachin expone criminalmente que lo notifiqué
con pena de la vida sin duda es por que de resentido de haverle exijido el año
pasado me satisfaciese unas cargas de coca que me era deudor, y al tiempo de
pago de ellas entrego dos cargas de coca blanda y humeda, las que haviendo
reconocido, y que de esto me dimanava un perjuicio grave, le hice rececar, re-
prehendiendole no ser tales tratos de hombre de bien, reñimos y nos llevamos
509