Page 512 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen  1
                                            Sobre los cómplices de los insurgentes en la montaña de Chinchao
            a esta ciudad muchos Peones que vió salir antes de mi entrada a la montaña,
            como tambien quicieron quitarle la vida a Pablo Piñan los Peones de su Ha-
            zienda como lo dira el mismo y es notorio en toda la montaña, luego ¿como
            falta a la religion del juramento exponiendo havia estado la montaña en socie-
            go, siendo asi que ya anteriormente estuvo la gente seducida y amotinada, y la
            poca que havia quedado, amedrentada con la entrada que se asegurava de los
            rebeldes como lo testifica la esquela que presento Don José del Carmen Fran-
            co criado de Don José Gonzales? ¿Como pues supone haverle yo echo fuerza
            para que saliera, quando por el contrario embarase la salida de esta ciudad
            a Don Lorenzo Dominguez, Don Braulio Miraval, Silvestre Bargas, Mariano
            Truxillo y José Gomez como consta de sus declaraciones? Claro está el beneno
            que tubo guardado para arrojarlo contra mi por los ya referidos resentimien-
            tos, por lo qual queda tachada y nula esta deposicion.
                    En los mismos terminos expone en su declaración Bernardo Zevallos
            suponiendo que, le amenacé obedeciese lo ordenado, y que no permitiria a na-
            die lo contrario, arreando a los que se quedasen, por cuya razón me mantenia
            alli belando en la conducta de todos aquellos a quienes havia mandado verifi-
            casen mis ordenes; raro modo de acriminar, alucinar y contradecir la berdad!
            pues claro está que si tal desconcierto huviera precedido, lo huviese omitido,
            y jamas huviese echo comparecer ni traer por testigo de mi berdad, y si es ve-
            rosimil todo lo que me supone ¿Como dicen al contrario en las contestaciones
            de mis interrogatorios Don Lorenzo Dominguez, Don Bacilio Miraval, Maria-
            no Truxillo, Silvestre Bargas y José Gomez? ¿Como pues si hacia yo tanto em-
            peño en que no quedase nadie y verificasen mis ordenes estos dicen les impedi
            su salida? puedo asegurar a Vuestra Señoría con berdad que con nadie usé de
            mayor precaucion que con Zevallos a causa de ser este un hombre bandido,
            atrevido y fasineroso, quien tubo a la muerte a Don José Narbarte sobre que
            se le siguió causa ante Don Toribio Acebal, y lo mismo sucedio con Baltazar
            Xaramillo a quien casi lo mató de una puñalada, y con otros varios, y por
            esta causa no me podía yo haver animado a notificarlo ni contradecirle pues
            me exponia a una desgracia. Bien conosco Señor que quando un lugar esta
            acostumbrado a ser rejido por unos Alcaldes, y rosandose con la gente burda,
            ordinaria y viciosa, come, bebe, trisca y se dá al desprecio estan gustosos, y por
            el contrario viven incomodos, rebeldes y con un espiritu de rencor y benganza
            con el resto y respetuoso buscando arbitrios para arruinarlos. Esto mismo he
            visto pasar por mi en tiempo de mi judicatura, cuya enteresa y respecto es aora



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