Page 506 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen  1
                                            Sobre los cómplices de los insurgentes en la montaña de Chinchao
            sacando a los vecinos para ir a Ambo y que ya lo havian echo con Don Manuel
            Dávila, con esta noticia amedrentados Medrano y yo tratamos de ocultarnos
            en las huertas, como lo practique yo en la de Doña Mercedes Andrea junto
            con el cuñado de Medrano y Don Mariano Vidobro: Nuestras mugeres nos
            havian dicho que los Yndios preguntaron por mi señaladamente amenasando
            que si no ibamos a Ambo, nos la cobraria a la buelta. Este temor y saver que
            varios sugetos honrrados ivan por el camino, nos movio a presentarnos a pie
            en la calle para engañar a los Yndios, mas José Rodríguez nos increpó y a mi
            particularmente por la tardanza, y nos mando caminar. Aqui me propuse un
            modo de no acompañarlos diciendoles seria mejor que se pusiese una guardia
            en el puente del Tingo, ofreciendome a hacerla con Don Manuel Talancha y
            Don Tomás Medrano; Aceptaron el Partido, y nosotros pudimos escapar de ir
            a Ambo. Quando pasaron los Yndios, desamparamos la guardia, y Medrano,
            y yo fuimos a escondernos al Combento de Santo Domingo en donde dormi-
            mos aquella noche, como pueden testificarlo el R.P. Prior, Fray Marcelo Ure-
            ña, el Lego Fray Francisco, y los dos hermanos Velez. No Juzgandome seguro
            en el Combento si los Yndios bolvian de Ambo por lo mucho que me havian
            amenazado a su ida, determine mi fuga a la Montaña con mi muger, Don José
            Rosas, y Don Bernardo Mesa, llegando aquel dia al Pueblo de Acomayo, y a los
            tres dias siguientes a la Hazienda de Rosapata.
                    Esta Señor Governador Yntendente fué mi conducta en Huanuco en
            la primera y segunda imbacion de los Yndios que pruevo con testimonio bas-
            tante claros, y que acrediten mi honrradez y patriotismo. Amenazado con
            la muerte por el alzado José Contreras como lo dirán Don Tomás Medrano,
            Doña Manuela Andrea y Don Francisco Garay en nada protejí su injusta cau-
            sa, antes me propuse y vali de arbitrios para sostener la causa del Rey: tal fue el
            tratado con Fray Mariano Berrospi, y Don Manuel Andrea el echar beneno en
            las botijas de aguardiente para matar a los Yndios, el haber solicitado el dia de
            la primera imbacion, por la tarde alguna gente con armas para destruirlos des-
            pues de ebrios, y en fin no pudiendo lograr se efectuasen mis intentos, huyo
            de la Ciudad cercado de peligros y afanes aun en mi separacion di señales de
            querer sostener la justa causa, pues con noticias de que en el Pueblo de Nauta
            se hallaban especies robadas, di orden como Oficial de Caballeria al Soldado
            Miliciano Pedro Rosas para que recojiese quanto encontrase, y lo remitiese a
            Huanuco todo prueva que yo desaprové el movimiento de los Yndios, y que
            estava muy lejos de auxiliar su injusta causa. Prueva mas prueva mi lealtad y



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