Page 509 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            al escribir la carta lo mismo que las de Don José Gonzales y Don Felis Ramires
            y no di un solo paso en favor de la insurreccion.
                    Mas nunca nos deja de dar el consuelo que necesitamos en la angustia
            el Dios que ve nuestra tribulacion, y tal me lo da a mi en el contenido de la car-
            ta que se supone mi mayor crimen. Ella dice que Don Felis Ramires, yo y toda
            la Quebrada estamos prontos a derramar la última gota de sangre por nuestra
            fee, y nuestra Patria, feé, y Patria, que nombres tan sagrados para mesclarse en
            una carta que se supone el Mayor crimen contra estos dos Santisimos objetos.
            Si esta expresion fuera de un hombre que ignorase los primeros rudimentos
            de la religion, podia creerse por un dicho de un ignorante que se lo trata de
            abultar expreciones que no entiende que persuadir su intento a otros; pero
            felizmente es dicha por quien sabe lo que significa, y la aprendió en una edu-
            cacion cristiana que le dieron sus honrrados padres, que después de haverle
            enseñado los objetos de crehencia que deve profesar el cristiano, se los hicie-
            ron rectificar en la casa de Educacion mas celebre que conoce el Reyno. Alli
            supe que no es defender la fee y la Patria fomentar una sublevacion, que no lo
            es tampoco persequir al hombre de bien, ni oponerse a las leyes mas justas que
            conoce el mando ¿Pues por que se estampó esta proposicion? El hombre con
            la imaginacion desordenada por el miedo, puede aparentar ser lo que no es,
            mas en medio de este desorden tiene algun momento felis en que manifiesta
            su corazón. Yo temeroso de ser sorprendido por los satelites de Castillo, quise
            aparentar a este era de su faccion, asi lo hice en las primeras lineas de la car-
            ta, mas era necesario vindicarme de esta nota para con mi conciencia, y con
            los hombres ¿Ante quien hacerlo? no tuve otro recurso en mi conflicto que
            estampar en la misma carta la retractacion mas solenme de quanto simulava
            en ella y la mas expresiva protesta de mi religion y patriotismo. Tal es decir
            estava pronto a derramar mi Sangre por mi Religion y mi Patria. Otro que no
            huviera sido tan estupido como Castillo huviera conocido que mi intencion
            era engañarlo, y que en un hombre de medianas luces no cabia una mescla tan
            mostruosa de Religion, y de impiedad, de perfidia, y patriotismo; pero Casti-
            llo no penetró la delicadeza de mis intenciones, ni supo, ni sabra jamas que el
            que escrive engañando al mismo tiempo que seduce a un ignorante, se afirma
            en las resultas, asi me afianzé yo para con Vuestra Señoría y engañé a Castillo.
            Si no lo hice con mas claridad fue por que no lo juzgué necesario, y el suse-
            so lo comprobó, pues no di un solo paso de los que ofreci como aparece del
            proceso, ni lo huviera dado jamas, ya por que no me lo dictava mi corazón, ya



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