Page 104 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen 1
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            huanuqueña, como hemos visto, están plagados de referencias sobre la presunta
            llegada de ese caudillo y se instituye un verdadero mito en torno a su persona.
                    La creación de la llamada Junta Gubernativa o Provisional de Huá-
            nuco demuestra ese acentuado influjo de los sucesos bonaerenses. El propio
            González de Prada reconoce que los oficios dirigidos al Virrey Abascal fueron
            «pretextos para dar colorido a una conducta difícil de salvar». En su Informe
            a la Real Audiencia, el Intendente expresa categóricamente que esa Junta tenía
            el carácter de las similares «a cuya sombra se ha asilado en esta época el pro-
            yecto de la Independencia y de la guerra civil y el monstruo de la anarquía que
            devora hoy al infeliz Virreinato de Buenos Aires». Por otra parte, preciso es
            reiterar que los jefes insurrectos alegan las doctrinas propaladas en «El Perua-
            no» de 1811, en cuyas páginas, como veremos, se analizan los acaecimientos
            de Buenos Aires, los discursos de los Diputados en las Cortes y las doctrinas
            políticas en auge en la época. Las décimas, tildadas de revolucionarias, que
            figuran en los procesos son la mejor demostración de esas influencias ajenas
            al medio local huanuqueño.
                    Motivaciones ideológicas inmediatas.— En la rebelión de Huánuco
            más que una realidad social o política coherente con principios revoluciona-
            rios, que evidentemente no se avizora, hay que buscar el sustratum ideológico
            a través de los grupos con finalidades pragmáticas. En puridad, no es posible
            hablar de una opinión pública unificada en razón de esas influencias ideológi-
            cas. Esas motivaciones se centralizan en algunos elementos, prevalentemente
            eclesiásticos, en razón de su mayor cultura, y se propagan por ellos en forma
            ya accesible a la mentalidad de las masas.
                    En la documentación reseñada de los procesos de la insurrección, ade-
            más de los Diarios de las Cortes y los discursos de los Diputados americanos,
            entre ellos José Mejía, se menciona, como se ha anotado, el periódico «El Pe-
            ruano», editado en Lima, el año 1811, al amparo de la libertad de imprenta y
            cuyo contenido, de evidente tono subversivo, suscitó resonantes polémicas.
            En su primer número ya trataba del «augusto Congreso de Cádiz» donde se
            ventilaban los derechos de los americanos, se insertaba el discurso del Presi-
            dente de esas Cortes y se exponía el problema de la decadencia monárquica y
            de la soberanía de la Nación, advirtiéndose que la revolución contra Napoleón
            había empezado sin fondos y sin armas. El número 10 giraba en torno a la
            economía e industria y, sobre la base de la paridad de que gozaban los ameri-
            canos, se comentaba que había terminado su inacción y estaban libres «para



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