Page 100 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen 1
                                                                    Prólogo a la primera edición
            serie de protestas y reclamos ante la Corona por la pretención de los criollos.
            Igual tensión se revela en la elección de los cargos locales, derivando siempre
            en la exigencia de que se cumplieran las leyes de paridad dictadas a favor de
            los americanos. En el siglo XVIII, en particular en la etapa de Carlos III, la
            posición de los criollos peruanos es ya de plena afirmación y madurez. Fueron
            descubriendo, sin proponérselo, diferencias, contrastes y valores propios que
            fructificaron en un medio ya ampliamente propicio. En la mentalidad criolla
            de esa centuria está enunciada la afirmación de la Patria y la conciencia pre-
            cisa del Perú y de América. Todos los criollos ilustres se preciaban de serlo y
            se proclaman miembros de la «nación criolla» y naturales de la tierra y de la
            «Patria Peruana».
                    La posición criolla frente al indio no comporta, empero, y lo mismo
            se verifica en la rebelión de Huánuco, un sentimiento claramente definido
            de integración nacional, ni la idea de una nación conjunta desde el punto de
            vista étnico o racial. Coexisten en el siglo XVIII, como en el anterior, las dos
            naciones, criolla e india, como grupos aislados y sin identificar sus mutuos
            reclamos e intereses. Se evidencia esta actitud en los criollos huanuqueños du-
            rante la rebelión frente a las masas indias, así como la de éstas en relación con
            los «blancos», acepción en la cual suelen unificar a los españoles y europeos y
            españoles americanos.
                    Empero, en el siglo XVIII esta concepción de las dos naciones, reflejo
            de una aguda realidad social, se suma a toda una acrecentada corriente de
            criticismo contra los funcionarios y la administración provincial. Se ahonda
            así el problema con visión claramente política, y los elementos criollos, en
            función de sus propios intereses, alientan la insurgencia de los indios, pre-
            sentando, como ocurre en la insurrección de Huánuco, un frente de aparente
            cohesión ante las autoridades virreinales.
                    En la insurrección de Huánuco, los cabildantes y demás rebeldes crio-
            llos, con inclusión de los religiosos verdaderos gestores del movimiento, in-
            sisten en hacer recaer en los indios todo el peso de la insurgencia a la que
            califican a menudo de «puramente de indios». Presentan, como hemos visto,
            un Manifiesto de las «causas que motivaron los movimientos que hicieron los
            indios revolucionarios de Huánuco», que constituye el más fehaciente docu-
            mento acerca de las enunciadas motivaciones internas de la rebelión. En ese
            documento se suman los agravios de los indios y de los vecinos huanuqueños
            y se alega que se vieron en la necesidad de «defender a la Patria».



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