Page 510 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                                            Dictamen de José Baquíjano sobre la revolución hispanoamericana
            conducido con pretexto de parlamentar a los emisarios de Hidalgo hasta la
            boca de los cañones para mandar hacerles fuego; a Bolívar contestarle en 2 de
            octubre del pasado año al gobernador de Curazao que intercedía por la vida
            de los europeos prisioneros: «que Monteverde había faltado a sus ofrecimien-
            tos con la infracción más bárbara e inicua»; y el fiscal de aquella audiencia en
            su respuesta de 4 de enero confirma lo mismo diciendo: «La confianza pública
            iba cimentándose con una rapidez asombrosa, garantizada por las capitula-
            ciones con el señor presidente, y por las proclamas con que una y otra vez se
            confirmaba su observancia; pero de repente mudó la escena, al olvido que
            se había ofrecido sucedieron órdenes para una pesquisa general en todos los
            pueblos, nuevas prisiones, nuevos embargos, nuevas vejaciones, nuevo llanto
            y desolación en todas las familias».
                    Desterrar pues la desconfianza y recelo para entrar con seguridad en los
            planes de reunión, no es obra del estruendo de los cañones, ni de la devastación
            de las bayonetas; «vengan ángeles de paz, decía el virrey de Nueva España, por-
            que derramar sangre es esparcir semilla de descontento»; y con una moderación
            que es digna de elogio en carta a la Secretaria de Gracia y Justicia de 11 de di-
            ciembre de 1811 confiesa que sus talentos no alcanzan a lograr la pacificación.
                    Para esta importantísima comisión son perjudiciales virreyes o jefes
            de quienes no tengan confianza y deferencia por relaciones estrechas y antici-
            padas; el virrey de Buenos Aires escribe a la junta de aquella capital en oficio
            de 15 de enero de 1811 persuadiéndole al reconocimiento de las cortes, que
            tratan éstas con firmeza y acierto, en la formación de una constitución sabia
            e ilustrada que nos ponga para siempre a cubierto de desgracias que en la ac-
            tualidad se sufren; aquélla principia su contestación con fecha del día 21, por
            estas palabras: «La sola denominación del título con que vuestra señoría se
            presenta ofende la razón y el buen sentido».
                    Podría ser muy necesario para el buen logro que se pretende, poner
            por esta vez en vigor y uso, la junta o congreso que sólo por mandato del
            rey puede formarse en Indias, y que indican las leyes 2ª y 4ª, libro 8°, título
            4° de aquellos dominios, para que presidido por la persona que su majestad
            nombrase expusiesen en unión, buena armonía y conformidad, los agravios e
            injurias de que se quejan para que trasmitidos a noticia del soberano aprobase
            lo que fuese digno de su real agrado.
                    El método de nombrar diputados de América establecido por las Cor-
            tes está ya anulado y esos países por esta providencia exentos de un gravamen



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