Page 108 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen 1
Elogio al virrey Jaúregui por Baquíjano en la universidad de San Marcos
del daño que ha de sufrir el enemigo; pues en la amable serenidad que descu-
bre en V. E. registra el dichoso presagio del suceso. Esos planes de ejecución
tan sabiamente meditados afianzan su esperanza: esos sagaces recursos contra
los inesperados caprichos de la casualidad aquietan sus recelos, y por la me-
moria de las prosperidades pasadas augura las presentes. Las banderas tremo-
lan, los caballos se alientan, el tambor anima, todo se atropella, nada se teme:
sólo se desea y espera la pronta señal, que abrevie el golpe, y destine la marcha.
Los designios de los enemigos se penetran. En ellos se observa la irresolución
é incertidumbre, porque el nombre de V. E. ha esparcido el terror, y el espanto.
Osados, y cobardes todo lo eligen, y todo lo reprueban; todo lo emprenden,
y todo lo abandonan: inconstantes, en nada se fijan. El oficial desmaya, el in-
ferior tiembla, el uno no manda, ni el otro se sugeta. Partid, pues, intrépidos
guerreros. La fama de vuestro jefe os precede, la victoria os sigue. Apresuraos,
a sacrificar esas víctimas palpitantes del miedo, que hallaréis preparadas sobre
las infames aras del vil desaliento. Pero fijad la valerosa planta: deteneos. No
no descarguéis el golpe destructor que todo lo consume. Los respetables pre-
ceptos del monarca suspenden el triunfo: ordena que V. E. regrese a España,
y con el grado de coronel del regimiento de Segundo, y brigadier de los reales
ejércitos, premia y recomienda esa fiel justicia, con que V. E. corresponde a la
venerable fianza de sus mayores, restituyéndoles por cada gota de sangre que
lo ilustra, mil brillantes laureles.
[17] Porque en verdad, ¿qué esplendor no hace brillar en su noble as-
cendencia un ínclito, cuya vida es un giro perpetuo de hazañas, heroicidades,
y portentos? Puede decirse sin recelo, que la fortuna halagada de ver en V.E.
tan fiel correspondencia, le aumenta y multiplica los lances y ocasiones en
que muestre su esfuerzo. La nación británica, distante de consumir su antiguo
encono, lo recrece y renueva: sus antiguas pérdidas la humillan, no la aplacan:
el golpe que la abate le hace tocar la tierra; pero el orgullo la resalta con los
mismos furores. Si algún tiempo se ha mantenido en el respeto, es que espera-
ba a un nuevo soberano en nuestro solio, y en la mudanza de la escena, alguna
variación en su fortuna. El espíritu de inquietud que perpetuamente la agita
y la conmueve, le hace buscar aliados y auxiliares, donde los sagrados enlaces
de la naturaleza sólo debían mostrarle contrarios y enemigos. Los vínculos
más estrechos se rompen y desatan: la fé se hace partidaria del error: la sangre
se rebela contra la sanbre: Portugal se arma contra España. Guiada por las
máximas de una errada política se persuade a que el medio seguro de evitar
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