Page 78 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-1
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Volumen 1
                                                                    Prólogo a la segunda edición
            él recibiera armas. ¿Cuál fue el armamento de los guerrilleros? Aparecen en
            la documentación armas de fuego: cañones, rifles, fusiles, fusiles recortados o
            rebajados, carabinas, tercerolas, escopetas, trabucos y pistolas; armas blancas:
            sables, espadas, bayonetas y lanzas; y armas tradicionales: galgas, hondas,
            rejones y palos.
                    Los cañones aparecen, dentro de la documentación de este tomo, so-
            bre todo en la zona de Jauja y Tarma. Se hallaban en Tarma cuatro cañones en
            diciembre de 1820; el mismo mes Francisco Bermúdez pedía se le remitiesen
            dos cañones a Huancayo, mientras Custodio Álvarez enviaba tres cañones de
            Cerro de Pasco a Jauja, de los que probablemente dos eran los capturados por
            Arenales a O’Reilly. Quizá los cuatro cañones de Tarma fueran también de
            origen realista, pues Miguel Otero recordaría en su citado testimonio que a
            fines de noviembre de 1820 se capturó cerca de Jauja un «convoy de cañones,
            pertrechos y equipajes» que habían pertenecido a la división realista del coro-
            nel Montenegro, que había sido depuesto por la sublevación del coronel Mu-
            ñoz, limeño que estaba en contacto secreto con los patriotas. Más al oriente,
            en las montañas de Jauja, había un cañón «todo corriente» de a cuatro libras
            en el fortín de Pangoa, dependiente del convento de Ocopa, del cual se infor-
            maría en noviembre de 1822 que había sido llevado a Andamarca con ocho
            artilleros, un sargento y un oficial: quedó a cargo de las fuerzas irregulares que
            comandaba José Fernández Prada. A fines de enero de 1821, Cipriano Segovia
            decía tener acordada con Otero la formación de una academia de artillería en
            Tarma para lo cual pedía seis cañoncitos y un carpintero para construirlos,
            lo que demuestra que se trataba de réplicas para instrucción. En setiembre
            de 1821 los guerrilleros indios de Velasco perdieron un cañón en el ataque
            a Huamanga. Al mes siguiente, en el contexto de la retirada de Canterac tras
            su aproximación a Lima, los guerrilleros de Toribio Dávalos tomaron muni-
            ciones de artillería y procuraron capturar un cañón que los realistas habían
            dejado con una guardia en Atocsayco; mientras los de Nicolás Zárate procu-
            raban interceptar en Reyes a una fuerza realista que, entre otros elementos,
            llevaba un cañón que habían tenido escondido. En noviembre de 1821, Juan
            Pardo de Zela, a su pedido, recibió dos cañones de montaña para la división
            que organizaba en Ica. A fines de mayo de 1822, las partidas de Vivas y Juan
            Antonio Veloso fueron derrotadas en Uco (alturas de Huarochirí) tras media
            hora de tiroteo por una fuerza realista de mil quinientos hombres; mientras
            Vivas perdió por completo personal, caballada y armas, Veloso salvó toda su



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