Page 77 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Guerrillas y montoneras durante la Independencia
                    De modo concurrente al dicho de Céspedes, Palma afirma en su tra-
            dición «Bolívar y el cronista Calancha» (1878) que en el Cuzco los realistas
            eran un «partido compacto, aunque diminuto» formado por «veinte o treinta
            familias de sangre azul como el añil, que no podían conformarse con que la
            República hubiera venido a hacer tabla rasa de pergaminos y privilegios». En
            nuestros días, Walker ha aportado más datos sobre la actividad patriótica en
            el Cuzco en 1820-1824 y ha explicado que no hubo una sublevación general
            posterior a la de Pumacahua por la presencia de fuerzas realistas en la zona y
            por «la falta de un grupo efectivo que pudiera movilizar la sociedad rural».
                    El último volumen contiene algunos documentos sobre la sublevación
            de entre cincuenta a setenta prisioneros patriotas en Santa Rosa (Puno) contra
            la partida que los escoltaba, ocurrida en julio de 1824 y tras la cual fugaron
            hacia las Yungas de la Paz con intención de reunirse con el patriota Lanza,
            gracias al apoyo del alcalde de Potoni y de los alcaldes indios de Crucero:
            aquel por no avisar oportunamente a las autoridades y éstos por facilitar cien
            caballos para la fuga; puede juzgarse el ánimo imperante por estas palabras
            del subdelegado de Lampa: «En este acto doy parte por extraordinario al Ex-
            celentísimo Señor Virrey para que tome las medidas más acertadas; pues si
            se introducen al partido de Carabaya alborotarán a aquellos habitantes, y se
            les unirán algunos». En octubre de 1824, el ingeniero Althaus informaba que
            en Cuyllurqui (Cotabambas) se hallaba disponible el doctor Santiago Monte-
            sinos, «patriota antiguo», a la vez que comunicaba lo siguiente: «Del Cuzco
            supimos que había mucha confusión, alboroto y hasta trama de revoluciones.
            Hoy supimos que los españoles han hecho destrozos en Santo Tomás y que
            se levantó el pueblo por lo que lo han quemado, según dicen unos indios».
            El mismo mes, Sucre indicaba al comandante Astete que marchase con sus
            guerrillas a la «muy patriota» provincia de Chuquibamba, ocupase Arequipa y
            enviase partidas a Majes y Camaná. Aparecen también la guerrilla patriota que
            operaba en Chungui en diciembre de 1824 y el decisivo aporte de los pueblos de
            Quinua y Huaychao en las vísperas de la batalla final, premiado por Sucre.
                    Visto todo lo anterior, queda claro que hubo una extendida, aunque no
            unánime, adhesión popular por la causa patriótica en las diversas secciones
            del territorio peruano. Sin embargo, tal entusiasmo poco podía hacer sin otro
            elemento fundamental. En su referida comunicación desde Caravelí, Ramírez
            de Arellano aseguraba que Camaná, Condesuyos y el resto de Parinacochas,
            con aviso oportuno, jurarían la Independencia «en el mismo instante» en que



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