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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
alrededores, como también desertores, no solamente del ejército realista sino
también del propio ejército patriota o de las milicias cívicas patriotas. Respec-
to a los desertores realistas, en junio de 1822 un grupo de cincuenta y siete
desertores realistas llegaron a Comas. Un oficio de Marcelino Carreño de julio
de 1822 menciona a un sargento segundo europeo, Alberto Puerto, que había
estado presente en la acción de Acobamba donde perecieron cincuenta rea-
listas. Puerto era uno de los cientos de desertores realistas que se refugiaban
en Comas, zona colindante con la selva y de difícil accesibilidad. En mayo
de 1822 Pedro José González informaba que en sus ventajosas posiciones se
venían sosteniendo los patriotas por diez meses con apenas dieciocho fusiles,
y agregaba: «También me ha informado el oficial Don Ramón Castilla pasado
de las filas enemigas que si los de Comas estuvieran armados, con su activa
protección sería incalculable el número de los pasados y desertores». Sin em-
bargo, en la campaña final cayó tal bastión, pues en el quinto volumen obra un
documento del mes de mayo de 1824 que indica que el jefe militar de Comas
había huido a Ucayali ante una incursión realista.
Es necesario considerar que entre los desertores realistas muchos eran
exsoldados patriotas tomados prisioneros, así como que otra gran parte, pro-
bablemente la mayoría, había sido levada implacablemente, incluso con ar-
dides como organizar celebraciones en las plazas para luego cerrar todos sus
accesos y proceder a la leva. En Salcabamba, incursionó en enero de 1823 el
coronel realista Mateo Ramírez con cien negros de los capturados en el desas-
tre de la Macacona, los que anhelaban tener ocasión de pasarse. La documen-
tación de estos volúmenes ilustra sobre desertores de diversos lugares del te-
rritorio bajo control realista, del valle de Jauja al Alto Perú. Significativamente,
en febrero de 1823 el jefe guerrillero Tomás Vivas informaba que según dos
desertores había pocos españoles en las fuerzas realistas desplegadas en el va-
lle de Jauja y que la mayoría era de americanos que aspiraban a pasarse apenas
las tropas patriotas asomasen. Al mes siguiente, el desertor huaripampino Lo-
renzo Moreno declaraba que «los más soldados de los enemigos no aguardan
sino la menor ocasión de abandonar sus armas».
A su turno, la existencia de desertores del ejército y las milicias cívicas
patriotas que ingresaban a las guerrillas fue explicada en marzo de 1823 por
Ignacio García, encargado de recoger a los desertores y vagos en Lima y alre-
dedores, como consecuencia del deseo de «verse libres del servicio activo que
hacen en sus cuerpos»; aseguraba que los instigaban las propias guerrillas. El
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