Page 62 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-1
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Volumen 1
                                                                    Prólogo a la segunda edición
            ofrece abundante material al respecto. Como acaba de verse, los núcleos gue-
            rrilleros de Aymaraes y Huamachuco tuvieron contacto desde antes del des-
            embarco de Paracas con los patriotas de Lima y Trujillo respectivamente; a su
            vez el cura Munarriz, cuyo hermano era uno de los jefes de los cangallinos, era
            corresponsal de San Martín. Igue ha resaltado la importancia de la labor de
            los agentes de San Martín en el caso de la intendencia de Huamanga, pues su
            labor de propaganda permitió que el coronel Arenales recibiese gran acogida
            a su paso por la zona. Palma trató en su tradición «El médico inglés» (1891)
            el caso del médico estadounidense Pablo Jeremías, agente de O’Higgins que
            pregonó la causa de la libertad en las provincias de Cajatambo y Huaylas. El
            tradicionista también había recordado décadas antes en su Corona Patriótica a
            Gabino Uribe y Mariano Pagador, esforzados emisarios de San Martín. Preci-
            samente, en el volumen sexto del presente tomo hay una carta de julio de 1820
            de San Martín a Gabino Uribe, cura de Huarmey, en que le encarga utilizar
            su influjo para preparar la opinión y ulteriormente privar de recursos a los
            realistas. A su vez, el testimonio de Mariano Pagador muestra a Uribe como
            enlace de San Martín desde «mucho antes» del arribo de la Expedición Liber-
            tadora, así como destaca su auxilio a los patriotas prófugos tras el fracaso de la
            conjura de Gómez y Alcázar en 1818, uno de los cuales fue el propio Pagador,
            que posteriormente sería nuevamente auxiliado por Uribe cuando llegó con
            correspondencia y proclamas de San Martín en agosto de 1820, que el cura de
            Huarmey se encargaría de repartir.
                    Es curioso, por tanto, el documento de mayo de 1820 donde aparece
            Uribe remitiendo un «plan» (en una acepción en desuso, equivalente a «pla-
            no») de Huaylas, Conchucos y Cajatambo a una autoridad virreinal en Lima,
            a la que además le ofrecía formar un regimiento a su costa. Dada la trayectoria
            de Uribe, es probable que estuviera aparentando para ganar la confianza re-
            alista y encubrir su verdadera adhesión. Este documento del sexto volumen
            tiene además relación con otros del primer volumen, pues en conjunto exhi-
            ben el ambiente de tensa espera por parte de los realistas, conscientes de la
            inminencia del desembarco. Revelador al respecto es el oficio que envía Juan
            Bautista de Lavalle desde Arequipa al intendente de Puno en mayo de 1818,
            en el cual coordinan de inmediato aprestos defensivos ante la noticia de la
            debacle realista en Chile.
                    Tras el desembarco de Paracas, la remisión de informaciones y la di-
            fusión de propaganda se multiplicaron. Así, los oficios de los subdelegados



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