Page 66 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la segunda edición
inclinarse a favor del realismo, este jefe de reconocida trayectoria pasó a dicho
bando junto con otros como José Caparroz, español. El pase de este último
no tendría que extrañar. Sí más bien que figuren en la documentación de este
tomo varios realistas en las filas patriotas, más allá de las guerrillas. Ya estaban
desde el arribo de la Expedición Libertadora, pues justamente Juan Antonio
Álvarez de Arenales era español de nacimiento (si bien llegado muy joven al
Río de la Plata). La fuerza que a cargo del también español Francisco Bermú-
dez actuaba a retaguardia de Arenales no era propiamente de guerrillas, sino
una milicia improvisada con los negros libertos de Ica. En cambio, el coronel
español y patriota Antonio Plasencia, que figura en algunos documentos de
esta recopilación, sí estuvo en las guerrillas: Aucahuasi informa que Plasencia
cayó prisionero en la víspera de Ayacucho, cuando estaba al lado del guerri-
llero Carreño con los sobrevivientes de una fuerza de guerrillas que había sido
sorprendida por los realistas en Talavera. Más alto fue el cargo que le cupo
al coronel Juan Pardo de Zela, quien como Arenales había llegado joven a
América, pues Bolívar lo nombró jefe de todas las fuerzas ubicadas al sur de
Lima, de lo cual hay abundante documentación en estos volúmenes por cuan-
to suponía el mando de guerrillas como las que operaban en Ica, Huaytará,
Lucanas o Parinacochas. Otro español patriota que aparece en la documen-
tación de este tomo es el marino José Pascual de Vivero, el cual se hallaba en
Chorrillos a cargo de la Comandancia General de la Marina en 1825 mientras
seguía sitiado el Callao. También se contó entre los patriotas el español Cus-
todio Álvarez, gobernador de Cerro de Pasco, pero inspiró críticas y despertó
suspicacias.
En una posición inferior a la de los jefes y oficiales pero superior a la
de la tropa aparecen un par de técnicos extranjeros . Es el caso de «un alemán
comerciante que es excelente armero» al cual Otero quería contratar en Tarma
a fines de 1820. Pocos días antes, un anónimo pedía al gobernador de Tarma
que remitiese a un armero inglés a Huancayo mediante la oferta del sueldo
que quisiera o por cualquier medio, pues había que reparar el armamento de
la división de Francisco Bermúdez.
La tropa ha sido analizada por la doctora Temple en cuanto a los indí-
genas y los negros. Por su parte, Igue ha detallado las particularidades de los
morochucos, mestizos quechuahablantes que según su investigación no adop-
taron tal nombre hasta los tiempos de la Independencia. Aquí cabe más bien
señalar que los guerrilleros podían ser habitantes de las zonas de conflicto o
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