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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Guerrillas y montoneras durante la Independencia
            adquirir recursos, preparar el terreno»; vio en la Independencia una obra «de
            ejércitos más que de pueblos», con ejércitos que «representan la y técnica y el
            espíritu urbano», y afirmó adicionalmente que las montoneras no implicaron
            «el conflicto entre la ciudad y el campo». Poco después, en Perú, problema y
            posibilidad (1931), sostuvo que la Independencia fue de «carácter netamente
            urbano y no rural, burgués o criollo y no indígena». Repitió tal interpretación
            en su célebre Historia de la República del Perú.
                    Hacia el fin de su trayectoria, matizó sus postulados en El azar en la
            Historia y sus límites (1973). Recordó la participación conjunta de indígenas,
            negros, mestizos y criollos en los movimientos de Zela y Pumacahua; el pa-
            triotismo de Tacna cuando la llegada de Miller; la acogida entusiasta a San
            Martín; los pronunciamientos de diversas provincias por la Patria; la respuesta
            de Terreros a Canterac, «admirable por su dignidad, su buena fe, su franqueza
            y su astucia»; el apoyo logístico de los pueblos del norte y el aporte de los gue-
            rrilleros para la campaña de 1824; los reconocimientos oficiales al patriotismo
            de diversas localidades, desde Catacaos hasta Tacna; los excesos de las fuerzas
            realistas y de los guerrilleros; el realismo de diversos pueblos, con énfasis en
            Huanta.
                    Negó que hubiese habido silencio popular durante los años decisivos
            de 1820 a 1824 y analizó con criterio regional la respuesta del pueblo en el
            norte, Lima, el centro y el sur. Acerca del norte, tras incidir en que estuvo libre
            de las grandes ofensivas realistas, dijo: «Pero en aquellos territorios el mesti-
            zaje se había difundido más que en Cuzco, Apurímac, Puno o Huancavelica; y
            los indios, en su mayoría, hablaban el idioma castellano. La Revolución eman-
            cipadora tuvo un esencial contenido criollo». Sobre la capital y su puerto, aña-
            dió que tuvieron «vaivenes coincidentes con las fluctuaciones de la guerra».
            Destacó la actuación del centro: «Cuando se observa lo que el pueblo hizo
            durante la guerra emancipadora en el centro del Perú, no es posible dejar de
            tomar en cuenta la acción de las guerrillas. Ellas aparecieron en fechas ante-
            riores a la llegada de San Martín y su acción se prolongó, como ya se ha indica-
            do, hasta la campaña de Ayacucho». Aplaudió al respecto la contribución de la
            doctora Temple y sintetizó sus hallazgos. En cuanto al Sur, afirmó: «En la zona
            más meridional del Perú no surgieron guerrillas patriotas. La explicación de
            este fenómeno se halla en que allí estuvo a lo largo del período 1821-1824, el
            baluarte del poder militar y político español. Además, la durísima represión
            que vino después del sacrificio de Túpac Amaru y de sus lugartenientes, segó



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