Page 38 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-1
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Volumen 1
                                                                    Prólogo a la primera edición
            «ni un grano de maiz», los campos eriazos por los incendios y talas y la falta de
            brazos, y la escasa ganadería tenía que emigrar en búsqueda de nuevos cam-
            pos de forraje. Eran los pueblos los que proporcionaban las provisiones para el
            ejército, a que aluden las listas y estados de esta Colección. Inclusive, la cecina
            y el charqui para la Escuadra Libertadora, se solicitaban a los habitantes de las
            serranías y como las lluvias impedían que se secaran con la rapidez necesaria,
            hubo de llevar el ganado en pie a Pativilca.
                    A todas esas facetas, se agregaban las cargas que pesaban sobre los
            agobiados campesinos, en el servicio de pongaje, arriería, reclutamientos en
            masa y aún mitas, que, aunque supresas por el Gobierno patriota, funciona-
            ban en calidad de servicios remunerados. En el campo artesanal, práctica-
            mente existía el trabajo obligatorio, como lo certifican las listas de sastres,
            zapateros, herreros, etc., que debían producir lo necesario para el ejército,
            especialmente en el caso de las herraduras, problema básico, porque en los
            pasos difíciles era necesario llevar bien herrados los caballos y con clavos de
            repuesto.
                    Las comunidades y los pueblos recibían órdenes de quemar sus se-
            menteras para impedir que las aprovecharan los enemigos, pagaban cupos de
            granos y lanas, se disponía la saca de ganado quintado; y tenían que asig-
            nar pastos y tierras de sembrío para mantener la caballería del servicio de
            postas del ejército. En 1823, se ordenó que cada uno de los Comandantes de
            guerrillas de Jauja cobraran en su territorio los diezmos de ganado y semilla.
            En las respectivas Provincias ocupadas por las fuerzas patriotas o realistas, se
            nombraban cobradores de tributos y en esta Colección figuran las órdenes de
            censos generales para la cuota de contribución. Se crearon nuevas y hasta ori-
            ginales gabelas, como en Jauja, donde los realistas construyeron una cañería
            para llevar el agua a la fuente de la plaza y cobraron una cuota a los habitantes.
                    Documentos ilustrativos al respecto son los copiadores de oficios di-
            rigidos a las autoridades locales para el abastecimiento de víveres al ejército.
            Figuran en ellos las jornadas de pueblo a pueblo y las instrucciones a los
            gobernadores para que acopiaran las provisiones. Los preparativos para las
            campañas intensivas, a principios de Junio o Julio de 1824, obligaron a un
            prolijo examen de las existencias de todo el país, enderezadas a reunir los
            abastecimientos necesarios para 12,000 hombres y 6,000 bestias, regulán-
            dose los itinerarios de las marchas, con sus pascanas y leguaje; y fueron los
            pueblos el eje central de ese abastecimiento.



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