Page 684 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
P. 684

Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            presentó ante el Señor Inspector y le hizo constar por el informe de Don José
            Gayangos, Capitán /.23v del Batallón del Callao y por varios documentos, de
            su lealtad y de lo mucho que había padecido en poder del rebelde.
                    Todos estos hechos son de diámetro opuestos a la infidelidad de que
            Molina es acusado y les salvan enteramente de los cargos que se le hacen y
            de la pena que pide el Fiscal, se le imponga por ellos, porque como Molina
            podría ser infiel al Rey y adicto a Tupa Amaro, si practicaba operaciones tan
            contrarias y adversas al rebelde y tan obsecuentes al Rey Nuestro Señor. Ver-
            daderamente son incompatibles las unas a las otras y el hecho de Pucacasa es
            bastante por sí solo, para desvanecer cualesquiera presunciones que resalten
            contra él, de los hechos que tiene declarados en su confesión.
                    Demás de esto caso negado, que Molina fuese comprendido en la se-
            dición, le compete el indulto prometido en el bando, a los que renunciando las
            banderas del rebelde se volviesen a las nuestras, porque si bien, se ven exclui-
            dos de este beneficio los capitanes de Tupa Amaro, como lo advirtió el Señor
            Visitador General en su carta al Señor Inspector, Molina no fue verdadera-
            mente Capitán del rebelde, ni ejerció en efecto tal empleo, ni otro semejante.
                    Por lo que respecta a Don Francisco Cisneros, es público y notorio y
            consta por todo el cuerpo de los autos, que en los altos de Yanaoca, fue apre-
            miado por Diego Tupa Amaro y otros, conducido preso con un par de grillos a
            la presencia del rebelde José Tupa Amaro, sentenciado a muerte por este tira-
            no, en odio del finado Corregidor de Tinta, Don Antonio de Arriaga, de quien
            fue familiar, amenazado a cada paso de muerte por los indios y que escapó la
            vida por un efecto de la providencia de Dios, que ha querido conservarle.
                    / .29 Esta es una coacción y fuerza la mayor que pudo haber padecido
            y la que le escusa enteramente de los cargos que se le hagan por otros hechos
            posteriores. El Abogado Fiscal lo conoce y lo confiesa en su acusación, con
            todo por llenar su oficio, le acusa de que puesto en libertad, tuvo a su cargo el
            cuidado de las armas, dictaba bandos, comisiones, unas de propio dictamen
            y otras por el rebelde. Que éste lo apreciaba por lo mucho que en su beneficio
            trabajaba y que le aconsejó retrocediese a invadir la ciudad, lo cual hace una
            vehemente presunción de que aunque en el principio hubiese estado coacto
            que lo que hacía era por temor, posteriormente estuvo voluntario y adicto a
            las detestables ideas del traidor y con deseo del buen progreso de ellas.
                    Pero este discurso es verdaderamente fútil y presunción, que dice el
            Fiscal resulta vehemente de los hechos, lejos de ser tal, es vana y frívola. Cierto



                                               683
   679   680   681   682   683   684   685   686   687   688   689