Page 681 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
P. 681

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            fue por el temor grave de que estaba poseído; el haber dispuesto el rebelde que
            fuese a administrar justicia a Sicuani, fue culpa de aquel, no de Molina el ha-
            ber ido de hecho a Sicuani, no fue aceptar el cargo de administrador justicia,
            si de facto no la administró y lo hizo especialmente por huir de Tungasuca .


                    También tiene respondido, que aunque por miedo de la opresión en
            que se hallaba, le escribía al rebelde, que echaría la gente de Sicuani; pero que
            esto jamás lo ejecutó, lo que igualmente es cierto y constante. Asi es visto que
            efectivamente no auxilió con ella al rebelde.
                    En la misma forma a satisfecho, que aunque asistió a las expediciones
            de Sangarará, Piccho y Pucacasa, por la fuerza se le infirió y miedo grave de
            que estaba poseído, pero que en ellas no levantó las armas, ni hizo daño algu-
            no y que mucho menos sirvió en ellas de Coronel de la Provincia de Lampa,
            por que si bien, en el viaje del rebelde para Piccho, pasando por el pueblo de
            Sangarará Don Mariano de la Cuba, Don Juan Antonio de Olaguibel y otros
            sujeto le dicha provincia, dijeron que elegían a Molina por Su Coronel y el
            rebelde lo aprobó, sin que él tuviese la mas leve intervención en esto, pero no
            aceptó el cargo ni ejerció cosa alguna, perteneciente a él, y /.26v reconvenién-
            dole el rebelde, porque no mandaba o hacía algo, se escusaba con decir, que no
            tenía allí a quienes mandar, pues los indios de Lampa no habían concurrido,
            así es claro, que está legítimamente escusado de este cargo.
                    A el mismo pertenece el del regalo de un par de medias y una pieza de
            Bretaña, hecho por la mujer del rebelde y no de un faldellín, como asegura te-
            merariamente el testigo a la mujer de Molina, pero esto no fue por estimación,
            que hiciese de él, ni por ser de su mayor confianza, sino en correspondencia
            o gratificación de un obsequio de seis chalonas y cuatro o seis quesitos, que
            dicha su mujer hizo a la del rebelde, por redimirse de las vejaciones que sufría,
            especialmente en orden a los alimentos que les ministraba .
                    Lo de haber reñido Molina con el rebelde y su mujer y haberles dicho,
            que correspondían mal a su lealtad, y servicios, semejantes expresiones, es
            mi postura que le hacen los testigos y no pasó otra cosa mas, que lo que tiene
            expuesto en su confesión, a saber que le dijo alguna vez, que en nada le había
            faltado.
                    Todo lo demás conserniente a este punto, esto es, que mandaba que
            espontáneamente vejaba, molestaba y amenazaba con la muerte a los espa-
            ñoles prisioneros. Que en Sangarará concurrió con mucho ardor a la guerra



                                               680
   676   677   678   679   680   681   682   683   684   685   686