Page 572 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            su religion por martir. Y dejando otros ejemplares de prelados y religiosos que
            han comandado ejércitos, y han muerto en ellos, nos contraeremos al caso del
            Dr. D. José Dávila Falcon, doctoral de la metropolitana de Lima y su Provisor,
            que por oficio de aquella Real Audiencia, que gobernaba por muerte del Señor
            Conde de Lemus, alistó 850 clérigos, cuando fué amenazada de ingleses aquella
            capital.
                    Se ha visto en esta sangrienta escena que los indios, muy superficial-
            mente ó por pura ceremonia, conservan el renombre de cristianos, y que en la
            realidad son pocos menos bárbaros que sus ascendientes, aunque mas crueles:
            por otra parte se han reconocido enemigos irreconciliables de los españoles,
            y si no incurre en irregularidad el clérigo, que mata por defender al inocente,
            cuando de otro modo no puede libertarle la vida, como largamente lo sienta
            Cobarrubias, Laecio, Suarez, Bonacina y otros, teniendolo por justo, lícito y san-
            to, y se prueba con el Deut. cap. 9, non inferenda 23, con el ejemplo de Moises
            que mató al Egipcio; y cap. Dilecto de sent. excomunicat, con cuanta mas razon
            diremos no la incurren los clérigos del Cuzco, armándose contra los indios que,
            independiente de haber dado pruebas nada equívocas de proceder contra la re-
            ligion, acometieron con inhumana impiedad á tantos inocentes, sin perdonar
            aun los párvulos: fuera de que, como se lleva indicado, este remedio fué solo
            subsidiario, porque no llegó el caso de que saliesen á campaña.
                    Y qué dirá V. S. I. si supiese que á todas estas inquietudes de ánimo se
            me agrega la imponderable y agena de mis facultades, de estar continuamente
            impidiendo la desercion de las poblaciones, y asegurarlas, como aconteció en
            Calca, Colla, Lamay, Pisac, San Salvador, &a.; que se custodiasen los puentes,
            que acompañasen los clérigos las expediciones, por modo de reconquista espi-
            ritual, pues no se consideraban seguros y respetables sin el auxilio de la predi-
            cacion, como lo representaban los comandantes. Todo recaia sobre mí, y lo que
            mas me incomodó fué el preservar la villa de Urubamba y pueblos de su quebra-
            da, por el órden imprudente que se dió para que se quemase el puente de mim-
            bres, que hace todo su tráfico con las provincias vecinas. A que me opuse con la
            firme resolucion de pasar á guardarle con mi clero, porque verificado que fuese,
            quedaba el enemigo dueño de la inexpugnable fortaleza de Vilcabamba de la
            provincia de Abancay, y de las demas hasta Lima, cuyos auxilios perderiamos
            cortado el puente de Apurimac, como lo proyectaba Tupac-Amaro: y finalmen-
            te, posesionado de Urubamba, quedaría el Cuzco sin los abastos abundantes de





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