Page 574 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            corregidores ni otros jueces tuviesen arbitrio para no observar lo que yo deter-
            minase á su nombre, é igualmente se me franqueasen por el Señor Inspector
            General los auxilios de tropa que le pidiese, y de la caja real la plata que necesi-
            tase.
                    Mas reflexionando que esta diligencia no seria eficaz, si no fuesen com-
            prendidos en la gracia del indulto los mismos cabezas de motin, entrando en
            ellos Tupac-Amaro y sus sobrinos, porque de estos dependian los demas, y be-
            bian como en venenosa fuente el espíritu de sedicion, consulté al Señor Virey en
            oficio de 27 de Agosto, si todos estos quedarian indultados, no solo en sus vidas,
            sino en su libertad y haciendas, si acaso se rendian del modo que se deseaba:
            y conociendo este benigno gefe la importancia del perdon general, espidió el
            edicto comprensivo al indulto de las cabezas, que tanto beneficio nos ha traido.
                    Con este auspicio y facultades, salí el 10 de Enero de este año, acompa-
            ñado del Señor Inspector, sin que me arredrase ni lo riguroso de las nieves, ni
            los enemigos que llevaba por todas partes, hasta el pueblo de Sicuani de la pro-
            vincia de Tinta, á donde emplacé al insurgente Diego Cristóval Tupac-Amaro,
            y sus principales mandones y coroneles: para que se aprovechasen del indulto
            concedido, despues de haberle dirigido muchas pastorales. Seria larga historia,
            si refiriese á V. S. I. cuanto me costó convencer á este rebelde, superando las
            muchas dificultades que ponia su desconfianza ó malicia. Mandéle varios curas
            de aquellas provincias, que lo persuadiesen, y entre ellos los de mas aprobada
            conducta, D. Antonio Valdez de Coaza, y D. José Gallegos de Putina, en que
            padecieron ímprobos trabajos estos celosos presbíteros: y despues de indecibles
            sustos y fatigas logré traer á Diego á mi presencia. Afianzéle la real palabra en
            lo prometido por el Sr. Virey, y juró en mis manos la fidelidad al Rey y á sus mi-
            nistros, en todos los demas actos de sumision y respeto, que se vieron el 27 de
            Enero con la mayor solemnidad en la iglesia de aquel pueblo, donde celebré de
            pontifical en accion de gracias. A este ejemplo bajaron consecutivamente en los
            19 dias que allí estuve, mas de 30,000 indios, á quienes despues de impartirles la
            absolucion de la censura, en que estaban incursos, les conferí el sacramento de
            la confirmación, sin reservar el descanso de la noche, con lo que se dió principio
            á la gran obra de la pacificacion que hoy disfruta toda la diócesis, y se ha esten-
            dido á la de V. S. I.
                    Como fruto precioso de aquellas tareas, tengo la satisfaccion de la co-
            mun tranquilidad. No quiero atribuirme estas glorias, porque son obras pura-
            mente de las beneficencias del Señor, que sin mirar las grandes culpas de este su



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