Page 568 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
carta que me escribió á su propartida, me dice montaba inmediatamente á ca-
ballo, animado de mis persuasiones, y con nuevo espíritu al ver el estímulo de
mis cláusulas. De modo que, á excepcion de Tomasa Tito Condemayta, cacica
de Acoz en la doctrina de Acomayo, de la espresada provincia de Quispican-
chi, que sufrió suplicio en público cadalso, se ha notado que ningun cacique de
honor siguió las banderas del insurgente José Gabriel: debiéndose reflexionar,
que si estos personajes hubieran tenido colusion con aquel infame, hubiera sido
insuperable el movimiento.
Este fué uno de los mas graves cuidados en las tribulaciones de la rebe-
lion, porque habiendo excomulgado A Tupac-Amaro y sus secuaces por el atroz
delito de incendiarios de Sangarará y sus profanadores, (causa principal de que
muchos no le siguiesen, que los mas se le apartasen, y por lo que todo su conato
fué entrar á la ciudad por darme muerte, como lo profirió diversas veces, y á
este fin previno se me abocase la artilleria, por haber visto que me avancé hasta
las inmediaciones de aquel cerro, para animar a los desalentados) no permitian
él ni los suyos corriesen mis pastorales con franquisia, porque desbarataban sus
intentos, segun lo experimentaba en la desercion de muchos. Pues de solo la
provincia de Chumbivilcas se le separaron mas de 600 mestizos, que venian á
pedirme absolucion y se incorporaron á nuestras tropas: y aun en los indios se
vió la espantosa impresion que hizo la censura, pues se reconoció en los que
seguian nuestras banderas, que no solamente baldonaban A los contrarios de
excomulgados, sino que aun no querian aprovecharse de sus despojos por con-
taminados, sin embargo de persuadirselo los oficiales. Igualmente ocupó esta
pena el ánimo de los indios rebeldes, porque en la reconciliacion del pueblo de
Sicuani ocurrian á millares á pedirme absolucion, y gustosos sufrian la ceremo-
nia del ritual: y por cartas de Tupac-Amaro se sabe la sangre que le hizo esta te-
rrible arma de la iglesia, aunque no faltaron hoy los que criticaron la capacidad
de los indios para sufrirla, cuando nos ha dado á conocer el tiempo su malicia;
sobre lo que expuso su dictámen muy juicioso y docto, el R. P. Provincial, actual
de la Merced, Fray Pedro de la Sota.
Esta fué la razon de haber padecido muchos curas, que fijaron de mi ór-
den los cedulones: ellos se vieron presos y vilipendiados, fuera de la pérdida de
sus bienes; porque á todos los obligué á residir en sus beneficios, y llevar diarios
de los sucesos de sus jurisdicciones, para comunicarlos á la Junta municipal de
guerra y al Exmo. Señor Virey: siendo este el único rumbo por donde se adqui-
rían las noticias ocurrentes, de modo que, de este inmenso trabajo se triplicaban
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