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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
             novedad los Exploradores que havia mandado con mis yndios fieles. Pero no
             huvo que temer, y seguimos la marcha con sosiego aunque por caminos
             molestosos como lo son todos los de Larecaxa.
                    Al ultimo de la salida del Valle se divisaron en un cerro muy elevado al-
             gunos yndios, gritando y voceando como tienen de costumbre. La aspereza era
             grande, y el asunto pedia empeño: la noche se acercaba, por lo que solo cuyde
             de que acabase de salir el cuerpo de Retaguardia para superar el Desfiladero, y
             poder acampar en la Cordillera, como lo executamos muy cerrada la noche que
             pasamos sobre las armas, y sin menor abrigo. De alli di parte al Sor. Inspector,
             pero que haviendo sido imposible alcanzar hasta el puesto de Paco, porque las
             mas de estas infelices caminaban a pie, lo verificaria el dia siguiente, como en
             efecto asi se hizo. Lebantamos el campo el dia 2 y venimos a hacer noche en
             Ychuri en donde recibí orden para pasar a la de Quequerana que es el sitio que
             he propuesto como sumamente oportuno para fixar un Destacamento conside-
             rable, por hallarse colocado en los confines de mi Provincia de Paucarcolla, de la
             de Omasuyos, y Larecaxa. Llegué aqui finalmente el dia 4 con todas las mugeres
             y criaturas que libertamos, y me mantengo sin novedad recaudando los Reales
             Tributos del Tercio de Sn. Juan del año pasado de 81, y parte de los de Navidad
             de 80 de estos pueblos de Mojo, Vilques y Guancané, cuyos yndios dan muchas
             señales de sumision y tranquilidad y que acaso conservarán en adelante el buen
             animo que demuestran, a menos que los muchos seductores de otras Provincias
             los conmueban y los alboroten.
                    En este lugar segui acampado hasta el 11 en que el Cura de Mocomoco
             instruído por el Sor. Inspector de que yo debia auxiliarle con la ya citada gente
             de mis pueblos, me escribió dando noticia del poco o ningun fruto que conse-
             guia el citado Ticona con el corto numero de gente que tenía por la universal
             desercion que experimentaba, significandome al mismo tiempo la congrega-
             cion y union de los rebeldes de aquella Provincia de Larecaxa. Estos continuos
             movimientos tan contiguos a mi Provincia me hicieron concebir que si perso-
             nalmente no pasaba a sosegarlos siempre se verian mis Pueblos asaltados del
             iniquo Alexandro Calisaya que ya otra vez habia violentado. Reflexionando que
             los yndios sin un Gefe que con autoridad los gobierne poco fruto pedian sa-
             car, resolví ponerme en marcha conduciendo en mi compañia a los de los ya
             referidos pueblos, pero antes me era preciso consultarlo al Sor. Inspector, y lo
             execute sin perdida de tiempo. Pedile a su Señoria que de la gente de la Coluna
             del mando de Dn. Francisco de Layzequilla me franquease 100 hombres con 50



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