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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
parecia todo allanado, aunque admitida mi propuesta, no se verificó hasta como
se dirá.
De Mojo pasamos a Guaycho, y lleve 150 yndios fieles, pero no encon-
tramos en todo el Pueblo otro vecindario que unas pocas yndias, que variaban
demaciado en las relaciones que hacian de los yndios. Lo cierta fué de que estos,
baxo las ordenes de su Coronel Tomás Vilca havian marchado a atacar el pueblo
de Achacache, en donde como despues lo entendimos, fueron vencidos y derro-
tados por los nuestros con perdida considerable de los suyos. No obstante des-
pues de dos dias de detencion aparecieron como unos 150, cuyo mayor número
era de mugeres a recibir el Perdón, dexandome la tivieza con que se presentaron
con otras observaciones que hice, graves fundamentos para creer el espiritu de
rebelión y obstinación que mantenian en sus ánimos.
Poco despues un Religioso Dominicano, Capellan de Diego Tupac Ama-
ru, y deudo suyo, fue al pueblo de Italaque con el buen designio de persuadir a
los yndios a la obediencia debida al Rey, tuvo bastante que sufrir, y no logró mas
efecto que una esquela que le escribió Alexandro Calisaya advirtiendole con
insolencia, que no debiendo los Frayles mezclarse en asuntos puramente civiles,
procurase retirarse a su Convento, y que el Sor. Inspector se transportase para
España, como tambien eL Exmo. Sor. Virrey, cuyo Indulto no havia de menester
para nada, añadiendo muchas amenazas contra Diego Tupac Amaru, a quien si
havian a las manos le matarian por haverles sido traydor.
El Sor. Inspector recibió esta esquela en el pueblo de Italaque, acia el
qual se me dio orden de marchar con 70 hombres de Lampa y 31 fusiles, que
con 38 hombres mas que ya se me havian incorporado de los mios, formaban
un cuerpo de mas de 200. A este mismo pueblo vinieron entonces varios Curas
con algunos de sus yndios feligreses con todas las exterioridades de verdadera
sumision, logrando con estas hipocritas demostraciones el objeto a que inspira-
ban de apartar el perjuicio que recelaban de nuestras tropas en las abundantes
cementeras de que estaban en posesión por haver muerto y destrozado a los
españoles dueños propietarios de ella.
Despues de tres dias salimos de la quebrada, y nos dirigimos acia los
Altos de Mocomoco, y alli tuvimos noticia de que Alexandro Calisaya se hallaba
con pocos yndios en un Puesto nombrado Paco, para donde nos encaminamos
el dia siguiente. A nuestra llegada no pudimos averiguar el lugar cierto donde
a la sazon estaba por maldad de los yndios de Chuma, los quales poco después
se presentaron a recibir el Indulto. En este citado puesto de Paco se esparció el
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