Page 548 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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                    Continuamos pues la marcha con diligencia y llegamos al Pueblo a las
            quatro de la tarde, como ya se dixo mas arriba; pero no fué posible bolver a
            salir al propio dia conforme al orden del Sor. Inspector a quien di pronto aviso
            de ello, como tambien de haver sido nuestro arribo tan oportuno que con él se
            frustró a los rebeldes un nuevo asalto que preparaban aquella hora para concluir
            la mortandad de las mugeres españolas.
                    Solo distaban del pueblo como unos 600 pasos los yndios de algunas
            Estancias que ignorantes de nuestra venida se acercaban con este designio; pero
            se disiparon al momento que nos descubrieron aterrados y sorprendidos de un
            suceso que no aguardaban. Las españolas asiladas del Cura no le dexaban liber-
            tad para que saliese a encontrarnos, hasta que finalmente pudo hacerlo a corta
            distancia, en donde su agradecimiento y regocijo se explicaba menos con las
            voces que con lagrimas. Lo mismo hacian las infelices españolas enagenadas
            con el gusto de verse libres del furor de los rebeldes al favor de nuestras armas.
            Pero para evitar dilaciones, hice llamar al instante a los yndios que se presen-
            taron solo en numero de 15 o 20. Mande a estos que entregasen a Calisaya,
            aparentando algunas diligencias bolvieron luego con la respuesta de que les era
            muy imposible, porque se hallaba este Caudillo en el lugar arriba citado con nu-
            meroso cuerpo de yndios y que se aumentaba mas y mas con los del Pueblo que
            son muchos. De todo esto di parte al Sor. Inspector cuya respuesta manifiesta
            toda satisfacion acerca de mi conducta. Pasamos aquella noche sobre las armas
            en la Plaza, de donde no permití que saliese ni aun las mugeres para quitar a los
            enemigos toda esperanzas de sorprendernos descuidados si acaso se lo havian
            prometido, pero no huvo el mas leve movimiento hasta el amanecer, en cuya
            hora pasé a casa del Cura donde estaban refugiadas las mugeres, y las mandé
            se dispusiesen para salir con nosotros. Muchas de ellas se acomodaron en las
            mulas que se havian trahido con este objeto, pero las mas salieron a pie porque
            no eran suficientes para todas.
                    En esta sazon se divulgo el rumor de que Calisaya nos aguardaba con 3
            mil yndios a la salida del Valle. De antemano tenia ya puesto a la vanguardia al
            Mayor de Parinacochas con su compañia respectiva de Granaderos. En el mu-
            geres con 32 fusileros y dos compañías de lanzas, y a la Retaguardia 45 fusileros
            de los de Puno conducidos por el Capitan Dn. Josef de Toro. Di tambien orden
            para que el Mayor de Parinacochas suspendiese su marcha si tragesen alguna







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