Page 252 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
P. 252

Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            como los indios, bajando mañosamente á ocupar un desfiladero inevitable,
            hiciesen por momentos mucho mas dificil la retirada, les fué preciso retroce-
            der con celeridad; y aun de este modo fué necesario gran fuerza para romper,
            como rompieron, no sin muerte de algunos de los mios, que ni pudieron liber-
            tarse, ni impedir el estrago que hicieron los indios en los hombres, mugeres y
            niños que intentaban salvarse al abrigo de este socorro. Allí mataron al cura
            de Santa Cruz de Julí, que pudo salvar del primer riesgo de su pueblo.
                    57. Los primeros que llegaron acá, refirieron la confusion en que su-
            ponian á Chucuito; con cuya noticia mandé preparar mi fusileria, para ir per-
            sonalmente á su socorro: y ya montaba para marchar, cuando los que poste-
            riormente llegaban variando la relacion de los primeros, aseguraron que se
            habia libertado la mayor parte de la gente, la cual venia un poco atras con mi
            caballería, y que los que no pudieron vencer el desfiladero, sin duda habian ya
            perecido. Por lo cual suspendí la resolucion de marchar, aunque despues tuve
            infinito que sentir, cuando conocí que era engaño manifiesto, porque falta-
            ban muchos hombres de estimacion, y otras personas conocidas. No obstante,
            aquella noche mandé que se llevasen balsas hasta las orillas inmediatas del
            mismo Chucuito, para libertar algunos, que ocultos entre las que llaman toto-
            ras, no habian perecido.
                    58. Luego que salieron de él las compañias citadas de caballeria, en-
            traron los indios, y como no encontraron la menor resistencia, egecutaron
            atrocidades, que no tienen egemplar en los hombres. Mataron mas de 400 es-
            pañoles y mestizos, de uno y otro sexo, sin reservar aun las criaturas de pecho.
            Dentro de la misma casa y de las viviendas del cura de la Mayor que buscaron
            por asilo, pasaron á cuchillo á muchos infieles, profanaron ambos templos con
            sacrílega osadia, sin que su veneracion y su respeto les contuviese, para no
            extraer y matar á sus puertas á los que allí se habian asilado. En fin, el dia ter-
            cero, que contamos 5 de este, fuí yo con mis tropas á impedir si podía tantos
            horrores: pero volví penetrado de dolor á vista del sangriento espectáculo que
            encontré por las calles, y las plazas, y de la funesta idea que presentaba toda la
            poblacion reducida á cenizas. Entonces advertí el servicio que se hizo á S. M.
            en trasladar dias antes á esta villa mas de 240 quintales de azogue, y cofre de
            papeles importantes, por la actividad y celo del Contador oficial real, D. Pedro
            Feliz Claveran, que se custodiaban en sus reales cajas, que tambien se envol-
            vieron en el incendio universal de la ciudad. No habia en ella otros españoles
            que ambos curas, y otros que aguardaban aquel dia su muerte por la precision



                                               251
   247   248   249   250   251   252   253   254   255   256   257