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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            tropas en este intérvalo. Aquel mismo dia primero se resolvieron á salir, y de
            hecho hicieron su salida, con el designio de atacar una partida de indios que
            se acercaban al pueblo. Encontráronle á distancia de media legua, y aunque
            embistieron con brio, no lograron la menor ventaja, porque estaban apostados
            en la cumbre y faldas de una montaña bien dificil y áspera, aunque no muy
            elevada. Al dia siguiente volvieron á salir, y pelearon largo espacio en otra
            montaña mucho mas inmediata, y tambien mas áspera y pedregosa.
                    54. Al pié de ella, y á lo último de la tarde, sucedió la desgracia de ha-
            berse apoderado los enemigos del pedrero que llevaron, y que dispararon con
            tan mala disposicion, que al momento que aquellos reconocieron el ningun
            daño que causó á los suyos, avanzaron con impetu, y retrocediendo medro-
            sos los que debian defenderle, le dejaron abandonado en el propio sitio de
            la descarga. Este fué precisamente el punto fatal, desde el cual sobrevinieron
            los mayores desastres: porque puestos ya en desórden los nuestros, no malo-
            graron los indios tan bella coyuntura, y, cargando con fuerza, los trajeron en
            derrota hasta el mismo pueblo, dejando muchos muertos en el espacio que los
            siguieron. No obstante, no se atrevieron á penetrar hácia adentro, y se retira-
            ron á la falda de los cerros que dominan, despues de haber puesto fuego en
            unos pocos ranchos de los alrededores: pero la confusion de los nuestros fué
            imponderable, y sin consultar á sus gefes, ni aguardar otra licencia que la que
            les inspiraba el temor, desertaron muchos soldados y capitanes, aunque lle-
            garon acá de noche, y rectificaron este suceso con lamentos y exasperaciones
            indecibles del número de enemigos, que graduaban inmenso.
                    55. Esta novedad, que se difundió al instante en esta villa, conmovió
            de tal suerte los ánimos, que temí una desercion universal aquella noche, y
            para evitarla, tomé personalmente las mayores precauciones, que lograron un
            buen efecto. La mañana siguiente se hablaba ya con variedad de este mismo
            suceso, y aunque por la parte de Lampa no faltaban justos recelos de nuevo
            ataque, hice marchar hasta Chucuito tres compañias de caballeria, con el fin
            de indagar la situacion de los indios, que penetrasen hasta la misma ciudad, si
            el ánimo estaba franco: pero con órden expresa de no empeñarse en funcion
            alguna, sino que unicamente apoyasen la retirada de los oficiales y soldados
            que hubiesen restado, como tambien la de las miserables gentes blancas y ni-
            ños del vecindario, para sustraerlos del furor de los indios.
                    56. No hallaron estas compañias el menor embarazo hasta la misma
            ciudad, y entrando en ella, se disponian todos para salir incorporados: pero



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