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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            lo encontré muy en silencio; pero las compañias de caballeria que marcharon
            por delante, les dieron al alcance en las cercanias del cerro de Yupa, de altu-
            ra portentosa, en donde les entretuvieron con escaramusas. Llegué yo con el
            resto de mis gentes, y al instante se acogieron á lo mas alto y escobroso de la
            montaña. Les hice fuego, pero sin mayor efecto, porque se resguardaban con
            ciertas paredes de piedras que forman grandes atajos.
                    72. Hácia á las 5 de la tarde, cayó allí mismo la gente de Cavana y Ca-
            vanilla, que de mi órden se conducia para Puno, para el caso de que sentia por
            indubitable de que me atacase Tupac-Amaru, hermano del cacique José, con el
            hijo de este, que traia en su compañia. Llegada aquella con los de Vilque y Ma-
            ñazo, componian un grande número, y se juzgaron suficientes para rodearles
            aquella noche. Este fué un grande aprieto para los rebeldes, que fatigados con
            el ardor del sol de la tarde, su continua voceria y egercicio, no podia mitigar la
            sed en aquella cumbre, ni bajar á buscar las fuentes de agua que los nuestros
            tenian ocupadas y defendidas.
                    73. No obstante, con la resolucion que inspira una situacion desespera-
            da, hicieron sus esfuerzos, y rompieron de manera que pudo escapar la mayor
            parte, y entre ellos el malvado Ingaricona, uno de los principales instrumentos
            de todas estas revoluciones. Los que no acertaron a seguirle, quedaron sacrifi-
            cados al despecho de los mismos indios de los pueblos citados, que batallaron
            con todo el furor que les inspiraba la memoria de los destrozos que habian
            sufrido de aquellos, en sus mugeres, hijos, casas y ganado. Murieron muchos,
            y tambien gran número de coroneles y capitanes, sin otros que trajeron pri-
            sioneros, y de cuyas declaraciones contestes deducimos gran fundamente para
            tener por indubitable la prision de dicho cacique José Tupac-Amaru, el vier-
            nes 6 del corriente.
                    74. En estas mismas circunstancias ha llegado á mis manos una carta
            que me escribe un indio principal de Acora, avisándome que la tropa de re-
            beldes, que se habia retirado hasta Ylabe y Julí, y grandemente aumentada con
            el auxilio de gentes que les ha llegado de la provincia de Pacages, venia otro
            vez marchando sobre dicho Acora, con ánimo de vengar en los indios fieles
            la resistencia que han hecho de abrazar su partido. Tengo ya dispuestas las
            compañias de tropa que contemplo necesarias para socorrer á estos misera-
            bles, y haré que marchen lo mas breve y temprano que sea posible, atendida la
            justicia con que piden y solicitan la proteccion que han menester de nuestras





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