Page 97 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            justo dolor, embargando todas las facultades del alma, compela a la pluma a
            sensibles suspensiones, tal es la fuerza que me oprime y necesita de muchos
            actos reflejos, aunque de remotas esperanzas, para mantener el espíritu con
            vigor e infundido en los demás que están poseídos de mayores y más trági-
            cas impresiones.— Siendo su primordial intento la ruina de los corregidores
            contrarios, ha manifestado su infernal saña, los repartos, aduanas, alcabalas,
            etcétera. La destrucción de obrajes y la sujecion de los pueblos, ha derramado
            por todas partes unos edictos en que mezcla promesas con amenazas, para
            que se prendan los corregidores, se quiten las dichas pensiones y todos le si-
            gan en estas ideas. Aquí se han dejado ver los que publicó para la ciudad, para
            la Provincia de Paruro y aún los ha extendido hasta la ciudad de Arequipa,
            a la que ofrece su favor estando de acuerdo en sus dictámenes y la conmina
            con tratarla con todo el rigor si le resiste: estos arbitrios que hallan dispuestos
            los ánimos en los más de los pueblos a una conspiración general, producen el
            efecto que apetece y a proporción son las ventajas que consigue. Con él se re-
            beló la Provincia de Chumbivilcas contra su Corregidor Don José Campino, a
            quien intentaron prender sus mismos provincianos para entregarlo al rebelde
            y apenas pudo librar la vida por la fuga, y se dice pasó a refugiarse a Caylloma,
            dejando el campo a la discreción del traidor. Con ellos tiene ya las provincias
            de Tinta y Quispicanchis, y mucha parte de la de Paucartambo. Por instantes
            se engrosa su facción los indios y mestizos abandonan sus pueblos por seguir-
            lo, de que todos los días me vienen circunstanciadas relaciones de los curas,
            con otros sucesos tristes que se experimentan, las que paso a la Junta de Gue-
            rra, para que surtida de todas las especies importantes, movimientos y desig-
            nios del rebelde, tome las providencias que convengan.— Ya expresé a Vuestra
            Señoría Ilustrísima sucintamente cuanto he trabajado por mi parte para atajar
            el fermento de la rebelión, fulminando las armas de la iglesia contra él y sus
            secuaces, y aunque mis curas han fijado con constante resolución los cedulo-
            nes en las puertas de sus parroquias, nada hemos conseguido de fruto, sino
            es concitar más el furor de que está poseído este fanático y ellos expuestos a
            sufrir cuantos males les infiera un tirano, abandonado a los mas execrables
            excesos, así lo representa lleno de consternación el Cura de Quiquijana, que
            se convive con un cuchillo a la garganta por haber mandado quitar la horca
            que en aquel pueblo puso el mencionado rebelde y fijado el cedulón contra el
            cual hizo publicar un auto en que manda que sin embargo de la censura, to-
            dos deben seguirle, pena de la vida, pues sus designios no son contra Dios, ni



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