Page 98 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
contra la religión, sino dirigidos únicamente a exterminar los repartimientos
y otras introducciones perjudiciales al público: el cual documento también
remití a la dicha Junta y para el Correo impondré a Vuestra Señoria Ilustrí-
sima de todo, con los autos que se han formado.— En el día por providencia
de comparendo se halla en la ciudad el Cura de Pampamarca, que auxilió al
Corregidor Arriaga en suplicio, y por la amistad y relaciones, que me han ase-
gurado tiene con el Cacique rebelde, induce alguna sospecha en el concepto
de muchos de complicidad, por lo cual se le ha tomado su confesión y se sigue
la causa con el Promotor Fiscal, sin embargo de haber dado una prueba nada
equívoca su inocencia con haber fijado el cedulón de censura contra él en el
mismo lugar de su residencia cumpliendo con mi orden y representándose sin
demora: De sus resultas instruiré a Vuestra Señoría Ilustrísima con autos.—
En este lastimoso estado nos hallamos y aunque la llegada del Corregidor de
Abancay Don Manuel Villalta, con doscientos y tantos hombres de tropa y la
dirección general de las armas que se le ha confiado con título de Inspector
por su pericia militar, nos ha permitido respirar algún tanto de las pasadas zo-
sobras; no obstante esto y el último refuerzo, que se espera con cierto número
de la Provincia de Andahuaylas, al comando de Su Corregidor Don Antonio
Villalba, nos queda el desconsuelo de la falta de armas, pólvora y municiones
llegándome a asegurar que en el estado que se dió al enunciado Inspector,
sólo se contaban cuarenta libras de pólvora y el material de azufre de que se
compone, no lo hallaban para fabricarla.— Yo reproduzco a Su Excelencia y
a Vuestra Señoría Ilustrísima la indispensable necesidad que recrece por ins-
tante de tropa disciplinada y segura en su fidelidad (de cuyo carácter apenas
podremos contar, con muy pocos entre los provincianos pues la mayor parte
se compone de mestizos y otras mezclas) de armas y municiones, concep-
tuando suficientes dos mil hombres bien proveídos él, según expresé en mi
última. Vuestra Señoría Ilustrísima teniendo a la vista las pérdidas que se han
padecido, que según cómputo prudente pasan ya de dos millones hasta aquí,
las que se han de aumentar del real haber y particulares; y lo que es más sen-
sible la de esta ciudad y su jurisdicción, aplicará todos sus esfuerzos para que
se eviten unos males que aquí los creímos irremediables, si desde ésa no se
proporcionan los correspondientes auxilios: Entre tanto procuramos fomen-
tar con los nuestros las pocas fuerzas de que se compone nuestra tropa; y para
ello he contribuido con un subsidio de veinte y cinco mil pesos, sacado de mis
rentas, del Cabildo Eclesiástico, Religiones, Monasterios y algunos curas en lo
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