Page 101 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
brazo secular y al mando del Inspector.— Por estos ejemplos que doy ha sido
en su clase, más escandalosa la fuga de ambos canónigos, sino tanto, poco
menos que la de Andía: Ellos apoyaban su temeraria resolución en la calidad
de europeos, alegando que estos son especialmente perseguidos por el rebel-
de; pero como esta excepción ni funda el perdimiento de respeto a su Prelado,
ni reserva a los demás europeos, sin cuya constancia infaliblemente tomarían
la ciudad los indios, siendo bien conocida de todos la simulación con que
quiere alucinar el tirano en la protesta de reservar a los criollos, ya por que en
la mortandad de Sangarará, de cerca de ochocientos hombres, sólo fueren
diez y seis los europeos y ya por que después ha dado muerte a varios criollos
conocidos por él como tales, sorprendiéndolos de propósito en sus casas y
haciendas, se ve que es fútil este efugio y solo pensado para colorir su repro-
bada conducta por esos prebendados, cuyas promesas de firmeza, protestadas
solo de palabra en los principios de nuestras fatigas, han hecho ver la bajeza
de sus corazones, que los han desmentido como oprobio de la nación y de la
iglesia, que en esta diócesis ha llorado la calamidad del reyno, manteniendo
hasta el día desenvainada la espada para sostener la religión y los derechos de
su católico Rey.— Sería inútil encargar a Vuestra Señoría Ilustrísima la repre-
sión severa, que merecen los desertores, principalmente Don José Andía, a
quien se le agrega la responsabilidad que tiene como Oficial Real de esta Caja,
que ha desamparado cuando debía custodiarla con mayor conato y hallarse
presente a la distribución y salida del real tesoro, estando a la mira de las en-
tradas, según lo permita el tiempo.— El parece que ha pretextado algunas
diferencias con la Junta de Guerra y sentimientos que ha figurado, como me
apuntó un eclesiástico de carácter paisano suyo, condoliéndose de unos pade-
cimientos supuestos y que no debían terminar en una fuga tan ruidosa, cau-
sadora de tan malas resultas, en un tiempo en que todos deben ceder sus par-
ticulares quejas tratando de unirse para la defensa común.— Estas alteraciones
impertinentes y perjudiciales, han sido frecuentes en la Junta, cuyos dictáme-
nes en la mayor parte diferentes, poco han producido de utilidad al estrecho
en que nos hallamos con indigencia de órdenes convenientes y no de compe-
tencias, y disposiciones varias que tampoco se ejecutan por una inacción total
que me puso en términos de trancender mi profesión y dar movimiento a las
diligencias que eran necesarias y se han practicado ya, desvelándome yo para
los influjos y oficios, que esfuerzo con mi misma presencia. Ni debíamos es-
perar acierto alguno de sumo disgreño con que esta Asamblea de hombres sin
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