Page 695 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Visitador a la reducción de estos, mas con la suavidad, que con las armas, fuimos
            de acuerdo que dos de nosotros los curas pasasen allá, en efecto, se partieron el
            Cura de Guayllate y el de Chuquibamba, con su hermano el Licenciado Don An-
            tonio Santisteban. Llegados que fueron éstos a aquel paraje, los hizo prisioneros el
            traidor Chuquiguanca, pudiendo sólo escapar el Cura de Guayllate con la estrata-
            gema de ofrecerle persuadirnos a los comandantes y demás curas para donde él;
            en esta ocasión nos impedía la fuerte nevada y agua que caía, para poder invadir al
            enemigo y rescatar al Cura de Chuquibamba y su hermano, pero Dios que oía los
            clamores de nuestras aflicciones, fue servido mitigar la furia de la agua y puestas
            en alto las armas se hizo la embestida con tanta gloria y primor, que avanzándo-
            los y matando cosa de sesenta, sin lesión alguna de los nuestros, pescamos los
            despojos y entre ellos famosas cartas, que no dudamos habrán llegado a manos
            del Señor Visitador. El día siguiente veinte y uno, divisamos tres cerros coronados
            de enemigos y acercándonos hacia ellos, nos despidieron tres cañonazos, con tal
            gloria de Dios, que no se experimentó daño alguno, antes si infundió valor a los
            nuestros, que siendo humanamente imposible superar lo empinado y escabroso
            de un eminente cerro, lo repechamos por tres partes y haciéndonos dominantes
            de él, se dió otra guerra, en ella perecieron el deseado Parvina, el Capitán General
            de Tupa Amaro, Felipe Bermúdez (cuyas cabezas conduce a esa ciudad Don Bue-
            naventura Cáceres) y más de cien indios, lográndoles los despojos de una pieza
            de artillería, un cajón de cartuchos, balas y pólvora, quedando prisioneros once
            de estos rebeldes, a quienes se les han quitado las orejas para ser conocidos de su
            traición y rebeldía.— El veintidós, conociendo que seguía la tenacidad de estos,
            sin bastar el medio suave del perdón venimos a este pueblo de Santo Tomás, con
            ánimo de acabarlo a sangre y fuego, pero fue Dios servido reducirlos a la bandera
            y al perdón, con mucho consuelo de ellos y mayor regocijo nuestro, y en recono-
            cimiento de la divina providencia se acaba de celebrar la misa de gracias. En este
            mismo día se restituyeron a este pueblo los prisioneros, Cura de Chuquibamba y
            su hermano, el Licenciado Don Antonio Santisteban, rescatados a esfuerzos del
            valor del Cura de Chamaca. Hoy veintitres de la fecha determinamos partirnos
            para Colquemarca y seguir la empresa; y hasta aquí es lo sucedido, quedando
            siempre prontos a informar a Vuestra Señoría Ilustrísima de todo lo que acaesiese,
            suplicando por ahora a su respeto se sirva en atención de los puntos referidos,
            decirnos lo que le parecen nuestras determinaciones, porque para dirigirlos me-
            jor, les deseamos encaminar (como hasta aquí lo hemos hecho) con el venerado
            dictamen de Vuestra Señoría Ilustrísima en todos tiempos necesario y en el pre-



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