Page 572 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            me hallo en un horror sin igual, y porque también corre un rumor general de
            que uno noche me amarren y me lleven prisionero o que me maten estos de
            esta misma doctrina, por hallarme enteramente contraventor a aquel dicho
            rebelde y estar igualmente despreciando publicamente sus movimientos y dic-
            tamenes. Y como esto se les ofrece mal, por acá, ha tomado un encono con-
            migo declarado con mi gente quienes, más para mayor resentimiento suyo,
            han manifestado con no aportar a ninguna hora a las puertas parroquiales y
            así me hallo en una sorprehension tan desesperada por libertar mi vida, de
            estar siempre inquieto a escapar y salir derrotado, donde Dios me ayudare,
            porque ninguna doctrina del Obispado se halla como ésta o ya porque se vie-
            nen indios de toda la provincia de Paucartambo y se hallan en esta doctrina
            recibidos y alojados con todo amor, y la compañía de estos y su comunicación
            los insolenta a ninguna persuación mía. Por lo que suplico a Vuestra Señoría
            se insinue en caridad (siquiera porque soy sacerdote como Vuestra Señoría)
            con su Señoría Ilustrísima, a que me tenga compasión de sacarme porque me
            hallo rodeado entre mis enemigos, lo que espero del amparo de Vuestra Seño-
            ría; para que asi quedarme el consuelo en lo sucesivo de pedir a Dios Nuestro
            Señor guarde la importante vida de Vuestra Señoría lo que he menester. Qui-
            quijana y noviembre veinte y cinco de setecientos ochenta.— Beso la mano de
            Vuestra Señoría su más apasionado siervo y fiel capitán.— Josef Melquiades
            Fernández de Córdova.— Concuerda este traslado con su original que está y
            queda entre los papeles de este Real Junta de Guerra a que en lo necesario me
            remito y para que de ello conste, donde convenga doy el presente de mandato
            de dichos señores en esta gran ciudad del Cuzco del Perú en veinte y siete
            días del mes de noviembre de mil setecientos y ochenta años, siendo testigos
            Pedro Miguel Céspedes, Casimiro de Vera y Lorenzo Loayza presentes.— En
            testimonio de verdad.— Tomás de Villavicencio, Escribano de Su Majestad y
            Público.


                    (Al margen: Carta).
                    Ilustrísimo señor.— Muy venerado y mi señor: La suma orfandad en
            que me hallo me hace el no estar anoticiando lo acaecido de aquel rebelde, no
            solo así, sino ya tirano. Dígolo por tener a esta gente tan avasallada con sus
            amenazas y ejecuciones, no tanto por esto, cuanto por conocer este miserable
            pueblo la muchedumbre de gente que tiene a su comando, y que con estas
            fuerzas tan poderosas a cualquier individuos hiciese sufrir sus castigos tan



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