Page 569 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Pero cuando haya razones convincentes que persuadan esto segundo. ¿Se po-
            drá negar que habría sido conveniente que a lo menos la gente de esta provin-
            cia y de Chilques, Cotabambas y Aymaraes acometiesen por aquí? Asi se lo-
            graría que la gente de estas provincias no llegase fatigada, haciendo el rodeo
            de ir hasta esta ciudad y de allí venir a la provincia de Tinta, debilitar al Rebel-
            de con hacerle atender a dos partes, tornándole en medio y sitiarle por todos
            lados; lo que sí para ejércitos disciplinados, es uno de los mayores riesgos,
            contra una gente que no entiende de guerra, daría el vencimiento. Esto es lo
            que a mí me parece y lo sujeto a mejor juicio.— Por lo que hace a lo demás que
            desea saber Vuestra Señoría Ilustrísima, lo que puedo decirle es que Tupa
            Amaro no es indio idiota como se piensa en esta ciudad. Yo no le conozco;
            pero sé que es bastante hábil y que no perdona medio para conseguir sus ideas.
            El se demuestra generoso con los que le siguen y aun con los pasajeros: El
            afecta la piedad y aun quiere persuadir que el cielo le favorece: El no perdona
            la más extravagante falsedad para de este modo seducir a idiotas. El escribió
            carta (según me participó el cura de Velille) al cobrador de dicha doctrina
            para que prendiese al Corregidor, prometiéndole el mismo empleo y amena-
            zándole con el Castigo en caso contrario; y con el motivo de decir que esto lo
            hacía por orden del Rey, se le respondió que la enviase. El atrae la gente con el
            sebo de libertades de contribuciones: El también se hace justiciero y castigar
            las faltas que se le hacen con severidad, como lo han experimentado los caci-
            ques de Pomacanche y Yanaoca; aquel, con la pérdida de todos sus bienes y
            aun hubiera sido la con la de su vida si no hubiese escapado, y éste, con la de
            una multa pecuniaria, sólo por no haberse juntado con su ejército la gente de
            partido de Machacollo. Los lugares que le siguen, según tengo entendido, son
            toda la provincia de Tinta y la de Quispicanche, las doctrinas da Pomacanche,
            Sangarará y Quiquijana; sobre el grueso de sus tropas, son muy varias las no-
            ticias, unos las ponen en un número excesivo y otros en corto, yo hago juicio
            , que no bajará su ejército de seis mil hombres y es ciertísimo, que no aun so-
            lamente indios, sino también españoles y mestizos; habiendo sido los de Si-
            quani los que se dice que causaron la desgracia de Sangarará, que no refiero
            porque sé que Vuestra Señoría Ilustrísima esta ya impuesto. Por este motivo se
            halla hoy con más armas de las que tenia antes y se vale de la pericia de Don
            N. Figueroa, a quien tiene preso y con la mayor seguridad, para que estén co-
            rrientes y se hagan otras nuevas. Debo también poner en noticia de Vuestra
            Señoría Ilustrísima que no toda aquella gente esta siempre en compañía del



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