Page 577 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            en esta ciudad; el otro, es que el enemigo, e entretenga echando sus medidas
            a otras provincias.— Conociendo el gasto indispensable que hace esta tropa,
            pues, claramente dijeron que no dándoles socorro no podían subsistir, fue
            preciso señalarle un pre regular (aunque es mucho más el que el enemigo tiene
            señalados a los suyos y lo verifica diariamente) el renglón de pólvora y balas,
            continuos propios a todas partes, socorro en las provincias dichas para mante-
            ner en ellas alguna gente, así de espías como de una primer resistencia, aunque
            ligera al enemigo; y aunque sospechosos es preciso hacer del ladrón, fiel y en
            el día no tengo otra baraja.— Considerando también el crecido gasto que se
            causa, determiné llamar hoy al vecindario noble y las personas conocidas ha-
            ciéndoles presente el alcance en que se halla el Soberano, como la obligación
            que tienen en defender a la Religión, al Rey y a su propia Patria, a fin de que
            concurriesen con algún auxilio de plata a proporción de sus facultades; todos
            prometieron dar alguna cosa y en el día unos que otro lo verificó. Expuesto
            Vuestra Excelencia cuanto se me previene y sí repito que sí el socorro no llega
            con la mayor aceleración, no tengo ninguna seguridad en sostenerla y creo
            que el mejor General en iguales circunstancias la dará por perdida dando el
            enemigo el formal avance, por hallarse esta ciudad con tan corta defensa y
            mayormente por lo sospechosa en aquella especie que arriba dice.— Nuestro
            Señor guarde a Vuestra Excelencia muchos años.— Cuzco y diciembre prime-
            ro de mil setecientosy ochenta.— Fernando Inclán y Váldez.


                    (Al margen: Carta).
                    Excelentísimo Señor.— Muy señor mío y todo mi respeto: Supongo
            informado a Vuestra excelencia por esta Junta de lo ultimamente ocurrido en
            esta ciudad y sus inmediaciones, especialmente del estado de orden y defensa
            posible en que se halla, sobre que no he omitido cuanto es capaz en la fuerza
            humana para lograrlo; en inteligencia de que no hay voces en que explicar el
            desgreño, insubordinación en que encontré estas gentes, de modo que puede
            Vuestra Excelencia estar cierto de que milagrosamente no se ha perdido.—
            En el día, espero doscientos y cincuenta hombres de Andahuaylas, gente de
            superior calidad respectivamente a ésta, con quien no se puede contar absolu-
            tamente me dicen viene mucha parte con escopetas de que tenemos la mayo
            necesidad, pues, todas nuestras armas y municiones estan reducidas al estado
            que acompaña. Esta Junta y su Corregidor me han dado el título de Inspector,
            todo reducido a coartarme facultades, temiendo el orden y actividad en que



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