Page 528 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
P. 528
Volumen 3
Inicio de la rebelión
a efecto de que no se excusen hacerla, porque en ese caso se perderán entera-
mente todos; y si posible es, todo ese•pueblo, porque sus fuerzas serían muy
débiles respecto a las suyas. Finalmente, esta resolución, no se endereza con-
tra nuestra santa fe católica, sino contra el mal gobierno; con que, mal podrá
cualquiera segregarse de la unión que se espera, Dios quiera que esto salga con
lauro, para que de este modo, hallar alivio en adelante, a quien pido guarde a
vuestra merced muchos años. Tungasuca y noviembre diez y seis de mil sete-
cientos ochenta.— Besa la mano de vuesa merced su más rendido ahijado.—
Felipe.— Concuerda esta copia con el original de los papeles que quedan en
mi poder. Paruro y noviembre diez y ocho de mil setecientos ochenta.— Don
Manuel de Castilla.— Concuerda este traslado con las copias que en él se re-
fieren, que están y quedan en poder de los señores de la Real Junta de Guerra
de esta ciudad del Cuzco a que me refiero, y para que de ello conste donde
convenga, de orden verbal de dichos señores, doy el presente en veinte días del
mes de noviembre de mil setecientos y ochenta siendo testigos Don Toribio
Cano, Don Tomás Gamarra y José de Villanueva, presentes.— Y en fe de ello
lo signo y firmo.— En testimonio de verdad.— Un signo.— Miguel de Acu-
ña.— Escribano de Su Majestad y Público.
(Al margen: Edicto).
Don José Gabriel Tupa Amaro, indio de la sangre real de los Incas
y tronco principal.— Hago saber a todos los vecinos, moradores, estantes y
habitantes de la ciudad del Cuzco y sus inmediaciones de cualquier estado,
calidad o condición que sean; como los repetidos clamores de los naturales
de estas provincias me han hecho incesantemente, de los agravios que se les
infieren por varias personas, como por los corregidores europeos y que; aun-
que habían producido varias justas quejas a todos los tribunales, no hallaban
remedio oportuno para contenerlos y que, pues, yo, como el más distinguido
debía mirarlos con aquella lástima que la misma naturaleza exige y más con
estos infelices. Mirado todo esto con el más maduro acuerdo, ya que esta pre-
tensión, no se endereza en lo más leve contra nuestra sagrada religión católica,
sino a suprimir tanto desorden. Después de haber tomado por acá, aquellas
medidas que han sido conducentes a la conservación de los españoles, crio-
llos, mestizos, zambos, mulatos e indios y su tranquilidad, he tenido por in-
dispensable amonestar como amonesto a mis amados compatriotas y en caso
necesario, mandarles no presten obediencia, ni den auxilio a los jueces de dicha
527