Page 533 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
en medio del combate, por el cementerio; sobre que se rendiesen todos los
criollos, porque él, en virtud de orden del Rey y comisión secreta del señor
Visitador y lastimoso estado de estas provincias, iba a extinguir pechos, repar-
timientos y europeos, dejándolos unicamente con el gravamen del tributo y
aún éste, morigerado a un cincuenta por ciento casi menos; esto ya se vé, con
la mira de separar a los chapetones, que hacen no poca fuerza, y después de
extinguidos éstos exterminar a los criollos.— Segunda, en todos los pueblos
por donde transité, saliendo prófugos y extraviando caminos a saber: Acoma-
yo, Papres, Pirque, Corma y Sanca, están conmovidos y presencié en este pe-
núltimo un pasaje bien lastimoso, confirmativo de la reflexión antecedente: El
Cacique de Rondocan, que en el combate estuvo contra nosotros (sin embargo
de ser español y criollo), llegó a Papres después de haber servido rigorosamen-
te al rebelde; los indios de este pueblo, sin otro delito que tener la cara blanca,
con conocimiento de persona, lo apedrearon a mi vista hasta dejarlo muerto.
Y queriendo yo por un efecto de caridad fraternal; sin embargo de constarme
y haber visto el daño que hizo a los nuestros, mediar por él y de facto mediado
con la mayor viveza, hube de exponerme a pena igual que la suya.— Tercera,
la gente que vendría con el Indio pasaría de veinte mil, según el cómputo más
juicioso y arreglado, los veinte mil indios y trescientos a cuatrocientos mesti-
zos; sin la gente que quedaría en Tungasuca cuidando a su mujer y a tres eu-
ropeos que tiene presos.— Cuarta, habiendo entrado en los pueblos que llevo
referidos, supe que por haberse varios caciques venido prófugos al Cuzco, a
dar noticia de las seducciones a que por cartas y edictos los precisaba, el infiel
Tupa Amaro, ha puesto en sus lugares a otros.— Todo lo que llevo dicho y
referido es cierto y verdadero constarme de positivo por haberlo presenciado
todo, aún a costa de calamidades y conflictos inexplicables, los que he sobre-
llevado con paciencia, por haber redundado en servicio de Dios y el Rey, apo-
yando la realidad de todo con el juramento que hago inverbo sacerdotis tacto
pectore.— Nuestro Señor guarde a vuestra Excelencia su importante vida mu-
chos años para alivio y consuelo de estos dominios. Cuzco veinte y dos de
noviembre de mil setecientos ochenta.— Juan de Mollinedo.
(Al margen: Decreto).
Lima seis de diciembre de mil setecientos ochenta.— Póngase esta car-
ta y los documentos que la acompañan, con la del Ilustrísimo Señor Obispo
de la ciudad del Cuzco y la que escribe Don Juan de Mollinedo y se lleven al
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