Page 527 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
empeñoso cuidado, proceda contra varios corregidores y sus tenientes genera-
les, por muchos delitos que se les han justificado, ejercitados contra los indios
y otros individuos de estos dominios. Y hallándose ligados en estos crimino-
sos hechos, el Corregidor actual de la provincia de Chilques y Masques, alias
Paruro, como su antecesor y tenientes generales, para purificarlos de ellos,
doy comisión bastante a Don Manuel Farfán, Don José Farfán, Don Grego-
rio Farfán, Don Pedro Villegas y Don Felipe de los Ríos para que al instante
que esta providencia reciban, con la mayor cautela y precaución, procedan en
compañía de los caciques, alcaldes y demás personas que no sean de sospe-
cha, a la prisión de los susodichos y de los europeos que allí se encontrasen;
poniendo a unos y otros en la mayor seguridad con guardas de vista, sin que
se comuniquen unos con otros; y actuada esta previa diligencia, procederán
los comisionados al embargo y depósito de todos los bienes y papeles que se
les encontrasen, para que estén a derecho con sus causas, dándome cuenta
puntual de este obedecimiento, por convenir asi al real servicio. Fecho en el
pueblo de Tungasuca a diez y seis de noviembre de setecientos ochenta.—
Don José Gabriel Tupa Amaro.—
Señor Don Felipe Durán.— Padrino y muy señor mío: Hállome en la
presente ocasión en compañía del señor Don José Tupa Amaro, y de su orden
vá Perote llevando una carta circular para todos los caciques de él; la que va
abierta a manos de vuestra merced; la que luego que pase vuestra merced de
vista, la mande cerrar y ver forma de poner en manos de los caciques, para
que, arreglados a su contexto, ejecuten prontamente, bien sea bajo de sigilo
o como usted quiera, de modo que no dejen de practicar el contenido de la
comisión por ningún evento. Yo espero tener en adelante, mejores propor-
ciones para pasar mi vida, como todos los que fuesen leales con dicho se-
ñor, y prometiéndome lo serán vuestras mercedes también. Suplicó a vuestra
merced no deje de propender lo que pueda a esta empresa, pues, se dirige a
quitar las malas introducciones de alcabalas de reparto y de aduana, etcétera y
que en lo sucesivo estemos libres de estas pensiones. Tiene dicho señor Tupa
Amaro cuatro provincias a su disposición, que, según juicio prudente, tendrá
cada provincia lo menos doce mil hombres de españoles, mestizos e indios, a
los que está manteniendo con mucha grandeza, como mejor le dirá a vuestra
merced el portador. A mí me parecería mejor que vuestra merced, mandase
congregar a todos los caciques a su casa y hacerles presente la determinación,
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