Page 266 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
esfuerzos, y para rechazarlos destacó el Corregidor otros 25 Caballos que con
grande velocidad corrieron al socorro de los primeros.
En esta situacion, y al verse el Corregidor como rodeado de la multi-
tud, formada su gente en orden de batalla, la fusileria en el centro, lanzas, sa-
bles y palos divididos por mitad a la cabeza de una y otra ala, igualmente que
la Caballeria habia quedado, mandó hacer un quarto de conversion por mitad
a derecha e izquierda, con cuya disposicion la primera embistió a Yngaricona;
y a Sanca la segunda. El ataque fue vivo e impetuoso, y se peleaba con ardor y
vigilancia de una y otra parte. El Coronel Sanca y los que mandaba sufrieron
muy poco, y muertos unos tantos de los suyos, tomaron la fuga atravesan-
do un Estero profundo donde se ahogaron algunos, siguiendo los demas con
el mayor desorden hasta las Montañas vecinas, de cuya eminencia sirvieron
como de expectadores del sangriento teatro donde murieron sus compañe-
ros. Entonces mandó el Corregidor que la ala izquierda vencedora reforzase
a la derecha que batallaba con el centro y la izquierda de los enemigos que
comandaba Yngaricona; y aunque peleaban con esfuerzo, prevalecio el orden
y la constancia de nuestras tropas que empeñadas con el ardor de la accion
mataron muchos Yndios, los quales amedrentados con el fuego continuo de
la fusileria, huian en confusion y desbarato, siguiendo los nuestros una glo-
riosa victoria hasta •los Cerros y Collados que procuraban ganar los infelices
para evitar la muerte. Corria acia todos lados llevados de su zelo y piedad el
Licenciado Salazar Capellan de nuestra tropa, exhortando a los que batallaban
con las agonias para que llamasen a Dios en aquel conflicto; pero tuvo que
lastimarse su caridad a vista de la pertinacia e indolencia con que espiraban
sin tomar entre los labios el dulce Nombre del Señor que los dictaba.
Persiguieronse los fugitivos hasta mas de las seis de la tarde sin que las
reiteradas ordenes y persuaciones del Corregidor bastasen a mitigar el ardor
de los Soldados que bolaban en el alcance de los Yndios, hasta que usando
de aspereza se pudo reunirlos de algun modo, y retirarlos al quartel distante
como una legua, en donde hiso el Corregidor saludar al instante por tres ve-
ces a vista de los rebeldes el Augusto nombre de nuestro Catolico Monarca el
Señor Dn. Carlos tercero que Dios guarde, con notable aclamacion y alegria
razonada con el consuelo de que ninguno de los nuestros huviese perecido
en la accion: de cuyo particular beneficio atribuido con justicia a la Soberana
Emperatriz de los Angeles Nuestra Señora de la Purísima Concepcion que
estaba colocada en la Vandera, y los corazones rendidos se le dieron devotas
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