Page 265 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
sino bultos de ropa y camas que se havian colocado de aquella suerte para que
sirviese de muralla contra sus hondas.
Poseidos de este engaño, y agregandose al dictamen de Yngaricona el
de un Cacique de la Provincia de Carabaya que se incorporó en aquellas cir-
cunstancias con las tropas auxiliares que trajo, y que fueron recibidos con no-
table regocijo y escaramusas, resolvieron atacar a los nuestros aquella misma
tarde con grande confianza de la victoria y de apoderarse de las Armas para
remitirlas a Tupac Amaru antes que con nuestra fuga que procuraban figurar-
se pasando el rio acia esta Ribera, les hurtase nuestra tropa tan bella ocasion
de dexar erijidos muchos triunfos a su valor en aquel Campo. Acia ésta ora de
las tres el Clerigo Capellan Dn. Manuel de Salazar, y el Teniente de Cura del
pueblo de Usiacio con algunos otros que les acompañaron se acercaron a ellos
que distaban un quarto de legua con el fin de exortarlos y persuadirlos a que
rendidas sus armas se aprovechasen del Yndulto con humildad y perdon que
mucho antes havia el Corregidor mandado publicar en nombre de Su Mages-
tad para todos los que conociendo el grave delito de haver seguido el partido
de los rebeldes, lo abandonasen al instante, y viniesen a someterse otra vez a la
obediencia y subordinacion de nuestro legitimo Soberano. Adelantóse a res-
ponder por todos los otros un Yndio con baston en la mano, y con escandalosa
y sacrilega osadia dixo resueltamente que no havian menester aquel Yndulto,
ni reconocían por Soberano al Rey de España; sino a su Ynca Tupac Amaru:
añadiendo lisonjeras amenazas de que aquella misma noche acabarian con
toda nuestra tropa, libertando solamente a este Eclesiastico, para tomarlo de
Capellan.
Avista pues de una obstinacion tan ciega de esta canalla, y de que por
los movimientos que daban se abanzaban para atacar nuestra tropa, mandó
el Corregidor estar todavia quietos a los Soldados Ynfantes hasta dexarlos
acercar un poco mas. Con efecto a las 4 de la tarde venian ya formando un
semicirculo, cuya Ala derecha la gobernaba Sanca, la izquierda Yngaricona, y
el centro (a lo que se cree) el referido Cacique de Carabaya; pero advirtió el
Corregidor que los que venian a las ordenes de dh° Sanca entraban tibios al
combate, y con grande repugnancia, comunicadas sin duda por su Coronel
que se opuso a ello con todas sus fuerzas. Havia ya principiado esta accion
con los 25 de a cavallo que estaban puestos en aquel sitio que era como la
puerta para entrar acia donde se tenia el ganado y caballada que intentaban
los Yndios quitarlo. Cargaban por aquel lado los enemigos redoblando sus
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