Page 264 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
las Balsas de Juliaca, y Suches, imponiendo la grave pena de muerte al que
se opusiese en nombre de su Ynca Rey y Señor del Peru. Conjeturando de
aqui que su pensamiento no era otro que de hurtar al Corregidor la buelta,
y dexandolo atras, atacar la Villa de Puno, y Chucuyto y pasar adelante por
Pacaes a la Ciudad de la Paz, enderezó el Corregidor su marcha a las cercanias
de Coata, y acampó a las orillas del rio, dando antes orden para que se trajesen
con prontitud 25 balsas de Capachica, y se detuvo allí el 15 para dar descanso
a la tropa sin omitir la revista de ella, y reconocimiento de las Armas en que
se gastó la mayor parte del dia. Pero al siguiente 16 con el deseo de rastrear
con mas certeza y claridad la intencion de aquella canalla mandó el corregidor
pasar 200 hombres que averiguasen si efectivamente havian hecho aquellos lo
propio para el Pueblo de Juliaca como se havia asegurado.
En esta razon un Yndio de aquellas inmediaciones comunicó la no-
vedad de que ya los enemigos venian marchando sobre la tropa. Creyolo el
Corregidor al momento porque ya se empezaban a descubrir por los cerros,
y mando retroceder los 200 hombres que havia destacado. A la mitad del dia
havian ya baxado de las Montañas y abanzaban con ademan de atacar nuestro
Campo que era ventajoso, porque su izquierda estaba cubierta con el rio cau-
daloso de Coata (el mismo que se llama de Juliaca mas arriba): su derecha con
una laguna, y por las espaldas no permitia sino estrecho pasaje y una como
Peninsula que forma el propio Rio por donde pudiesen intentar el quitar a la
tropa la Caballada y el Ganado que allí se tenia encerrado, y para cuyo res-
guardo coloco el Corregidor 25 Caballos que juzgo suficientes para el efecto.
Se supo que entre los dos Comandantes de los Yndios enemigos Yn-
garicona y Sanca se suscitó la disputa que duró hasta mas de las 3 de la tar-
de sobre si convendria o no aventurar el combate, resistiendolo el segundo
contra los deseos y esfuerzos del primero que queria con ancia el arresgarlo,
considerando el corto numero de nuestras tropas, que aunque realmente bien
diminuto comparado con la multitud que conducian ambos, parecioles mu-
cho menos porque mandó el Corregidor se sentase la Ynfanteria fatigada por
haverse formado en batalla desde muy temprano: y si no sin el designio de
mandarla lebantar y acometer con impetu quando se acercasen mucho los
Yndios; de forma que esta maniobra practicada en tiempo por consultar el
descanso de la tropa, y a la idea de recibirlos, les hizo creer en la distancia en
que se hallaban, que todas ellas no se componian ya sino del puñado de Ca-
valleria que tenian a la vista, persuadiendose a la Infanteria asentada no era
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